Capítulo 9: lo que espero

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Narra Yuji Itadori

- Yuji...

Su voz sigue estando tan llena de vida como siempre y no sabía lo mucho que necesitaba escucharla hasta que lo hice. Me parecía una mentira que esto fuera real, pues me di por muerto después de liberarlo del dominio de Sukuna.

Sonrío y a la vez, me lanzo a abrazarlo, aunque me doliera el cuerpo y posiblemente haya abierto un par de heridas. Eso era lo de menos en este momento, todo en lo que podía pensar era en esta segunda oportunidad para verle y sentir esa característica calidez que me invade cuando estoy cerca suyo. No pasa mucho para que corresponda mi abrazo y sienta sus brazos envolverme.

No hay otra cosa que quisiera en este momento, pues lo que anhelo siempre termina involucrado con su presencia. Todo en lo que tal vez podía soñar lo quería, pero solo si él estaba cerca... Y sé que es tremendamente peligroso pensar y añorar de esta manera, dado que estaría aceptando algo que podría herirme fácilmente.

Me acerco un poco más y cierro mis ojos, sintiendo lágrimas correr por mis mejillas. Respiro profundamente y siento la esencia amaderada y cítrica de su perfume, dejándome soñar por un instante que me pareció eterno; permitiendo, a mi corazón, latir con fuerza.

Y solo en ese momento, me doy cuenta de que lo que siento por Gojo sensei dejó de ser admiración hace mucho tiempo. Eso que intento ocultar tras las mentiras de acciones sin peso, sin significado implícito, ya no puede seguir siendo igual.

Ya no te puedo ver de la misma manera cuando me permites ver tus ojos, cuando me sonríes, cuando me dejas sentir la calidez de tu cuerpo o cuando puedo imaginar que tú también estarás a mi lado aun cuando las cosas parezcan imposibles.

Entonces, sesei, ¿serás la montaña que jamás logre escalar?, ¿serás el muro que no pueda derribar?

- Sensei -digo queriendo no hacerlo para no acabar el momento, pero sé que sería extraño para él permanecer más tiempo así-. En verdad, me alegra que estés bien.

Me separo del abrazo. Siento mis mejillas arder con solo pensar que mis palabras irán impregnadas con intenciones distintas que, sin embargo, no estuvieron en mis planes inicialmente, mas si era sincero, no me molestaba en absoluto.

- Eso debería decirte yo a ti, Yuji. Eres un chico muy fuerte -me busca con la mirada y cuando me encuentra, siento que explotaré de los nervios.

Pero todo eso se fue a la mierda cuando me percaté que tenía mi brazo izquierdo intacto. Me quedé perplejo; lo podía mover a la perfección y no entendía cómo, pues Sukuna me lo había cercenado.

- No es tu brazo original -aclara, quizá porque vio mi incertidumbre-. Es una maldición acoplada mediante un pacto de sangre.

Lo miré extrañado.

- Tranquilo, ella podrá explicarte mejor -señala a una distancia donde corre un río y algunas flores moradas surcan el sendero del cuerpo de agua.

Allí, una chica que fácilmente podría tener mi edad, de cabello rubio, ojos verdes como el jade, piel nívea y con un kimono blanco nos mira de forma apacible. Conforme Gojo sensei le hace una seña para que se acerque, mayores son mis dudas. Cuando está a nuestra altura, hace una pequeña reverencia y se presenta.

- Un gusto, Itadori. Soy Azumi, la vidente que tu profesor Gojo te había mencionado.

- ¿En serio? -pregunto sorprendido-. Pero si eres muy joven...

No sé por qué creí que la vidente sería una señora.

- Solo en apariencia -sonríe-. Estoy maldita, Itadori-kun. Nací como una vieja y moriré como una niña. He dedicado mi vida a la comprensión, estudio y aplicaciones que tienen las maldiciones.

Infinito || GoYuuWhere stories live. Discover now