Capítulo 10: llévame al mar

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Narra Yuji Itadori

Llévame al mar,
a las olas de tu cuerpo,
a la arena de tu ser
y al cielo de tus ojos.

Llévame al mar,
donde puedo dar riendas a este sentir,
donde me atrevo a mirarte
y decirte lo mucho que en tus aguas quiero estar.

Llévame al mar,
donde hay libertad,
donde las cosas son más auténticas a tu lado
y donde me gustaría tus manos tomar.

Llévame al mar,
donde te puedo amar,
donde somos eternos
y alcanzamos nuestro infinito.

Suspiro.

Ese es el poema que, en una de mis tantas divagaciones en este período de reposo, decidí escribir pensando en él. No sé por qué diablos lo hice ni qué esperaba lograr escribiéndolo, pero lo realicé y ahora más que nunca me gustaría entregarlo. No soy tan valiente para firmarlo con mi nombre, pero quizá me bastaría con que lo leyera y supiera que alguien le mira de una manera distinta.

Alguien que, sin embargo, ha caído en la perdición del amar en secreto. Mas eso es lo de menos, pues todo lo que quería, a lo mejor, era verle feliz. Sé que no tengo nada para ofrecerle, nada con lo que hacerle feliz, pero entendía que lo buscaba a través de mis anhelos y ahora que lo encontré, no quiero dejarlo ir. Tal vez no pueda amarte de la forma en que me gustaría, pero eso no implica que no pueda estar cerca tuyo para apoyarte en las cosas que necesites o sacarte una sonrisa cuando tu mundo parezca gris.

Vuelvo a suspirar y esta vez no es porque me pesen mis circunstancias, sino que reconocía el error que había cometido al enamorarme y, sobre todo, de alguien como Satoru Gojo, que me recuerda al mar. En ese ir y venir de las aguas se encuentran sus acciones que muchas veces son indescifrables, pero solo era necesario entender el ritmo del agua para también entenderle a él. Y, sin embargo, también es grato encontrarse con un mar apacible, como lo es él en esa calidez que muestra cuando vive transiciones importantes.

Al menos, eso es lo que me ha mostrado todo este tiempo. Por eso te pido que me lleves al mar; llévame a ti para comprenderte hasta donde me lo permitas... porque sí, sensei, seré joven, pero entiendo la cohesión emocional que anhelo entablar contigo.

Ojalá fuera un poquito de tu alegría.

Y ojalá fuera tan valiente como tú, que vas de frente ante la adversidad y las cosas que requieren tu atención. Todavía me pregunto cómo es que tenías tanta confianza en mí para manejar esto de ser un recipiente de una entidad maldita... cómo es que confiaste en que podría afrontar el reto sin desfallecer en el proceso.

Incluso cuando me viste en mi estado más deplorable, no me reprochaste nada. No me miraste con decepción ni me hiciste a un lado, como lo hizo el resto del mundo.

Miro a través del cristal de mi habitación creyendo encontrar en la lejanía el recuento de mi vida; uno qué no es perfecto, mas me ha hecho quien soy. Creo que, si mis padres llegaran a apreciar en lo que me he convertido, no estarían del todo orgullosos. Tampoco estarían molestos, pues eran personas apasionadas por la causa en la que se veían involucrados... Al menos eso recuerdo.

Mi abuelo, por otra parte, sabe que estoy intentando con todas mis fuerzas ayudar a los demás. Antes de su muerte, cuando me pidió que ayudara a otros solo porque era fuerte, me molesté porque estaba designándome un destino que me impuso a la fuerza. Empero, con el paso de la experiencia en Jujutsu y su gente, comprendí que mi abuelo siempre tuvo una visión honorable para el mundo y para mí. Esos pequeños detalles son los que en días como hoy, con tintes de alegría y tristeza, más agradezco.

Infinito || GoYuuWhere stories live. Discover now