Enero, 1949

Lilou Dupont

Lilou llevaba poco menos de un año en Fondo del Estanque. Y como ella misma predijo, Corbin, Le Querrec, Boniface, Pépinot, Morhange y ella se habían vuelto inseparables.

Lilou se encontraba con Morhange en la habitación fumando. Estos últimos meses Morhange y ella habían forjado un vínculo bastante extraño, pero bonito. Ambos se habían vuelto compañeros de travesuras y un pilar fundamental el uno para el otro. Lilou sentía por primera vez que realmente tenía un amigo, habían compartido miles de noches contándose historias, miles de secretos y miles de sueños para el futuro.

-Dame una calada- Dijo Lilou extendiendo sus dedos para que Pierre dejara el cigarro entre ellos.

-¿Sabes que mañana llega un nuevo vigilante?- Dijo Morhange dándole una última calada al cigarro para después dárselo a la chica Dupont. Sabía que en cuanto Lilou pillaba un cigarro, no lo soltaba. Así que disfrutó del humo rascando su garganta para después soltarlo mientras cerraba los ojos.

-¿Como lo sabes?- Preguntó su amiga para después llevarse el cigarro a los labios y repetir el proceso de Morhange.

-Estaba en los pasillos esta mañana y escuché a Chabert y a Maxence- Respondió

-¿Crees que será igual de gilipollas que todos los tíos de aquí?- Dijo Lilou soltando el humo mientras apoyaba su cabeza en el hombro de Pierre.

-Seguramente- Respondió el rubio acariciándole el pelo.

Lilou se levantó al baño para tirar por el váter la colilla y cuando volvió a la habitación se dió cuenta de que todos los chicos ya habían subido de cenar y se estaban poniendo sus pijamas.

Lilou aprovechó que no había nadie en el baño y tomó una ducha rápida.

Con el pelo mojado recogido en un moño y la ropa que había usado en el día doblada sobre su brazo entró a la habitación.

Todos los chicos se giraron a verla. Era el momento favorito de todos ellos. Cuando Lilou entraba por la puerta con las gotas de agua cayéndole por la sien y con su pijama, que al ser de uno de los niños al que se le había quedado pequeño, hacía que le quedara lo suficientemente pegado para notar sus pezones.

Lilou ya acostumbrada a esto caminó hacia su cama sin mirarlos y se sentó en ella dejando la ropa doblada debajo de ella.

Mientras que algunos fumaban, otros se tiraban almohadas y otros simplemente hablaban, Lilou se tumbó en su cama y se tapó con la sábanas rápidamente. Todavía era invierno, por lo que seguía haciendo mucho frío. No pudo evitar soltar una sonrisilla cuando notó el calor de la cama. Allí se quedó tumbada y arropada mientras Morhange y Corbin hablaban a su lado. Ella simplemente daba respuestas cortas cuando le preguntaban algo.

Finalmente los niños se cansaron de hacer el tonto y decidieron que ya era hora de dormir. Lilou agradecía esto con el alma pues estaba muy cansada.

                

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Lilou Dupont

Dió vueltas y vueltas en la cama pero nada. No conseguía dormirse. Esto le frustraba mucho, llevaba varias noches sin dormir pero por muy cansada que estuviera no conseguía poder dormir correctamente.

Sabiendo que ya no iba a poder pegar ojo se puso unos calcetines y salió de la habitación silenciosamente. Bajó las escaleras hasta llegar a la cocina. Una vez allí abrió uno de los armarios y sacó un paquete de galletas. Con el paquete de galletas en mano se sentó encima de una de las encimeras de la cocina y se dispuso a comer.

Cuando iba por la cuarta galleta oyó el ruido de la puerta que indicaba que alguien estaba entrado.

Se asustó, pero vió unos cabellos dorados los cuáles conocía muy bien, se calmó y lo miró con una sonrisa.

-¿Qué haces aquí?- Preguntó Lilou.

-Lo mismo podría preguntarte- Lilou no respondió esperando a que él contestara a su pregunta- He visto que salías de la habitación y sinceramente, yo tampoco tengo ni una pizca de sueño.

Lilou le dió unos golpes a la encimera indicándole que se sentara a su lado. Él sin poner ninguna queja, pegó un salto para sentarse.

Comenzaron a comer galletas en un completo silencio.

-Te he dicho mil veces que te seques el pelo cuando te duches, te puedes resfriar- Le reprochó Pierre.

-Perdón, mamá- Contestó ella riendo.

Pierre rió junto a ella y se bajó de la encimera para irse por la puerta y después volver unos minutos después.

-Anda, ven- Le dijo él con una toalla en la mano.

Ambos se sentaron ahora en el suelo, mientras Morhange deshacía el moño de la castaña para pasar repetidamente la toalla por su cabello, así secándolo.

Lilou se dedicó a disfrutar el tacto de los dedos del chico sobre su cabeza. Cerró los ojos sintiendo como algo se le revolvía en la parte baja de su abdomen. No era la primera vez que se sentía así cuando el rubio estaba con ella. Muchas veces había cuestionado que es lo que realmente sentía por Pierre, pero no quería perder la amistad que había conseguido forjar con él, así que simplemente guardaba sus pensamientos en el hueco más profundo y oscuro de su cabeza.

-Gracias Pierre- se giró ella quedando cara a cara con Morhange- Me has salvado de una muerte inminente por neumonía- Bromeó

Morhange soltó una fuerte carcajada y Lilou corrió a taparle la boca con su mano, parecía que al rubio se le había olvidado que era de noche y que si los pillaban los mandaban una semana al calabozo.

-Para que quieres un príncipe azul cuando me tienes a mí- Siguió con la broma Pierre.

-Pues vaya mierda, sigo prefieriendo a un príncipe azul- Dijo ella.

Pierre fingió ofenderse poniendo una mano sobre su pecho y abriendo la boca en forma de queja.

Lilou rió antes esto.

-¿Ahora quién es la escandalosa?- Dijo el dándole un golpe en el hombro.

-Cállate la boca- dijo ella fingiendo enfado.

-Si tanto quieres que me calle, ¿por qué no haces nada para conseguirlo?- Coqueteó Pierre de broma. Era muy común entre ellos pasarse el día entero coqueteando de broma, aunque muy en el fondo ambos sabían que estaban deseando que las palabras de ambos fueran reales. Y puede que en cierta forma lo fueran.

Lilou ante esto se ruborizó. Odiaba sentirse así, cuando estaba con él la voz le temblaba y enseguida sentía el calor subiéndole por las mejillas. Se sentía frágil cuando estaba con él.

En respuesta ella simplemente rodó los ojos y se levantó dándole un beso en la cabeza.

-Deberíamos irnos ya- Dijo ella- En unas horas va a amanecer y quiero dormir aunque sea un poco- siguió ella- Imagínate que el nuevo vigilante está bueno y va y me ve con un careto de muerta- Bromeó.

-¿Más bueno que yo? Imposible- Dijo Morhange mientras se levantaba para salir de la cocina junto la castaña.

-Te lo tienes muy subidito Morhange- Respondió ella dándole la espalda mientras subía a la habitación dejándole a el detrás.

Y en lo único que Pierre pudo pensar mientras subía las escaleras para subir a su habitación y ver que Lilou ya se había acostado en la cama que estaba junto a la de él, fue en cómo era posible que una chica pudiera acelerarle el pulso de aquella manera.

𝓛𝓪 𝓝𝓾𝓲𝓽  (ᴘɪᴇʀʀᴇ ᴍᴏʀʜᴀɴɢᴇ)Where stories live. Discover now