Mitades de Enero, 1949

Lilou Dupont

Hoy tenían la primera clase con el nuevo vigilante, "el Cabeza Huevo".

La chica, no esperaba nada de él sinceramente, hacía mucho tiempo que había perdido la fé en los adultos, porque había algo que le había enseñado su paso por todos los internados habidos y por haber franceses, y era que un adulto siempre te va a decepcionar. Siempre pensando en ellos y en todo lo que quieren conseguir que nunca intentan entender a las personas de su alrededor. O al menos así lo sentía ella.

Después de desayunar se dirigió junto con Morhange y Le Querrec hacia el aula porque en unos minutos iban a dar comienzo las clases.

No se consideraba una chica tonta, de hecho, un cumplido que siempre escuchaba de parte de todos los profesores que había conocido a lo largo de su corta pero intensa vida era que es una chica muy inteligente, aunque siempre acompañaban el cumplido con la charleta de que si dejara de meterse en problemas podría llegar a tener un futuro brillante. Qué cansinos pueden ser a veces los profesores.

Al entrar en la clase se encontró con lo de todos los días. Todos tirándose aviones de papel y saltando por todas las mesas. Le Querrec fue rápidamente a unirse mientras Morhange y ella se daban una mirada, que fue suficiente para entenderse y arrancar papeles de sus cuadernos para empezar a hacer aviones de papel.

Le Querrec, minutos después avisó de que "Cabeza Huevo" estaba viniendo. Todos se sentaron rápidamente en su sitios. La castaña miró con una sonrisa a Morhange que me respondió el gesto soltando un risilla apenas perceptible.

El nuevo vigilante entró a la clase. Con él llevaba una especie de carpeta que, al girarse, uno de los niños cogió y se la empezaron a pasar entre todos.

El vigilante iba detrás de cada uno de ellos hasta que conseguió pillar a uno, Le Querrec.

-Joder, vaya chaval, siempre lo pillan a él, no sé cómo puede tener tan mala suerte- Le susurró Lilou al oído a Morhange.

Éste simplemente la miró a los ojos y rió.

Pudo sentir como ese simple gesto hizo que el corazón le diera un vuelco y volviera a empezar ese molesto revoloteo en su abdomen bajo. Simplemente se giró hacia al frente para esconder su posible sonrojo.

Al poner su mirada al frente pudo notar como Rachin entraba al aula.

Todos se levantaron rápidamente, saludándolo, incluyéndo la chica.

-¿Hay algún problema señor Mathieu?- Preguntó al ver como éste sostenía del brazo a Le Querrec.

-No, ninguno señor director, simplemente lo estaba llevando a la pizarra para que respondiera unas preguntas.

No pudo evitar sorprenderse ante la respuesta del nuevo vigilante. ¿Había defendido al pesado de Le Querrec?

Miró a su derecha, dónde se encontraba Morhange el cuál se encontraba con la misma expresión de asombro.

El señor Rachin finalmente abandonó la clase y el señor Mathieu le preguntó a Le Querrec cuál era su nombre.

-¿Cómo se llama usted señorito?

-Le Querrec, señor- Respondió.

-Con que usted es Le Querrec, ¿no?- Preguntó

Éste simplemente asintió y el señor Mathieu lo llevó a la esquina tomado del brazo para dejarlo mirando hacia la pared.

-Bien, ¿quiénes son Lilou y Morhange?- Preguntó

Ambos se levantaron a la vez extrañados.

-Bien, ustedes se encargarán de vigilar la clase en mi ausencia- Dijo.

Ambos se miraron suspirando. Pero simplemente aceptaron y se pusieron frente a la clase, pero antes de que el señor Mathieu saliera se acercó para decirles algo.

-Los más inteligentes son los líderes a los que todo el mundo sigue- Demuestren que lo son.

En cuanto el "Cabeza Huevo" salió por la puerta todos volvieron a hacer aviones de papel y tirarlos, mientras que Morhange tomó una tiza para empezar a dibujar al señor Mathieu en la pizarra.

Unos minutos después el señor Mathieu volvió al aula pera esta vez sin Le Querrec. Ella estaba segura de que el chico se había metido en un buen lío.

Mathieu al entrar en la clase se dió cuenta del curioso retrato que Morhange había realizado.

-No está mal, pero déjeme hacer algo mejor- Dijo- Señorita Dupont, venga aquí- La llamó.

Lilou haciéndole caso se acercó al él.

El nuevo vigilante simplemente tomó su mentón y le colocó de perfil mientras le dibujaba.

Al girarse pude ver la mierda de dibujo que había hecho, lo peor es que toda la clase se estaba riendo, y Lilou no soportaba que se rieran de ella en su cara. Pero es que encima, como si eso ya no fuera suficiente, el capullo le dibujó en la punta de la nariz, una nariz redonda y roja de payaso. Las risas se incrementaron. Era el colmo.

-Váyase usted un poco a la mierda- Le dijo.

Morhange le dio un manotazo para que se callara. Lilou sabía que estaba preocupado porque no quería que terminara en el calabozo, pero a estas alturas había dejado realmente de pensar en las consecuencias, simplemente estaba enfadada.

El señor Mathieu se acercó a ella.

-Esto no le pega nada señorita Dupont- Puede que los demás se rían de sus ocurrencias y de sus gamberradas, pero a mí no me hace ninguna gracia y menos sabiendo todo el talento que se esconde detrás de esa máscara de jovencita rebelde que usted misma se ha creado.

La castaña iba a seguir respondiéndole pero Morhange le tomó del brazo para que se callara de nuevo, así evitando que siguiera con la discusión. Se tuvo que morder la lengua para evitar decirle todo lo que le quería decir a ese señor que había llegado de un día para otro para poner todo patas arriba, pero Morhange la tomó de la mano y la llevó a sentarse a su sitio. Y pudo jurar que con solo sentir el roce de su pulgar sobre el dorso de su mano, todo su enfado se esfumó, solo podía pensar en todas las descargas de electricidad que estaba sintiendo a lo largo de todo su cuerpo.

Se sentó en su sitio y, el se sentó a su lado en el suyo. Pero lo curioso es que en lo que quedaba de clase, no le soltó la mano. Y quién era ella para para quejarse.

𝓛𝓪 𝓝𝓾𝓲𝓽  (ᴘɪᴇʀʀᴇ ᴍᴏʀʜᴀɴɢᴇ)Where stories live. Discover now