Capitulo 19: Yo también te amo.

815 69 2
                                    

En el momento en que abrió esa puerta sentí que mis ojos se iban a salir de la órbitra. Todo el suelo estaba adornado con rosas blancas y rojas. Era hermoso. Una pantalla -que no sabía que existía - se encendió. Vi como millones de fotos mías y de Jacob pasaban por esa pantalla. Cada momento. Todo se encontraba ahí. Delante de mi. Los mejores momentos de mi vida. Las lágrimas amenazaban con hacer acto de presencia, ni siquiera sabía que existían estas fotos. Pero la pantalla dejo de reproducir imágenes, para dar paso a un vídeo de Jacob mirando a la cámara directamente.

"Mad, Mad ¿Qué haría sin ti? ¿Qué haría si tu presencia? La verdad que se me hace dificil explicar todo esto, no sé, es raro, no va conmigo. Tú sabes el tipo de persona que era antes, fría, distante...hasta que te conocí ¿irónico no? como una persona puede cambiarte de un dia al otro.

Me río nerviosa. A mí me paso exactamente la misma cosa.

Siempre has sido tan distinta a mí, eras todo lo que yo no quería tener pero todo lo que me faltaba para estar completo. Y no te quiero perder. Ya no lo soportaría. Sabes que no se me dan bien las palabras cuando te miro a los ojos, así que escucha esto, porque lo hice para ti. Y solo para ti.

Y una bonita melodía sonó acompañada de una voz hermosa, la voz de Jacob. Me estaba cantando, como en nuestra primera cita-no-cita. En ese momento caí de rodillas y empecé a llorar de emoción mientras oía esa dulce melodía.

"Que alguien pare el tiempo en este instante, prómeteme que esta vez es verdad.

No vas a mirar hacia otra parte, que yo no sé si podré soportar.

Tán solo tú, capaz de hundir mi mundo con una palabra.

Tán solo tú.

Capaz de hacérmelo olvidar.

No te alejes esta vez, no jueges a intentarlo.

Si no hay distancia entre los dos, no hay nada que haga daño.

Cuando fue el momento en el que sentiste que lo nuestro no era suficiente."

Lloré. Lloré desconsoladamente hasta caer al suelo tapándome los ojos. Es la primera vez que alguien me prepara algo así. Estoy viviendo un sueño. Un sueño del que no quiero despertar. Esa fue la gota que colmó el vaso, el detalle que necesitaba para darme cuenta de lo verdadero que era lo nuestro, que estaba enamorada de Jacob y que era inevitable, que ya no podía cambiarlo.

Noto los brazos de Jacob rodearme, en un abrazo fuerte y consolador. Aunque realmente uno había nada que consolar. Las lágrimas que brotaban de mis ojos no eran precisamente de tristeza.

-No llores princesa - me dice.

Jacob hace que me gire para mirarlo. Veo sus ojos, verdes, penetrantes, pero ahora, más cálidos que nunca. Poso mi mano en su nuca y me acerco lentamente hacía sus labios, cerrando los ojos.

Agarra mi cintura y tira de mi hacia él, envolviéndome en sus musculosos brazos. Acaba de juntar sus labios con los míos y ambos disfrutamos de un beso apasionado y dulce. Aquél beso expresa todo lo que sentimos sin uso necesario de palabras.

Me separo de él lentamente y el junta su frente con la mía.

-Eres tan tierna - empieza a decir - soy adicto a ti, y no quiero perderte. Eres aquello que yo siempre necesité. Eras aquél pedacito de corazón que me faltaba. Contigo estoy completo y pierdo la noción del tiempo. Sin ti no puedo vivir. Es la primera vez que siento que debo entregarme totalmente a alguien. Que debo dejarme llevar, que debo aceptar quien soy, que debo dar y ofrecer una parte de mi vida a alguien más. Madison... eres una parte fundamental en mi vida, no sabría que hacer si tu no estuvieras aquí - coge mi mano y la posa sobre su corazón-  miro gracias de tus ojos, respiro gracias a tus pulmones, siento gracias a tu tacto, vivo gracias a tu corazón - se arrodilla. Coge algo de su bolsillo trasero y agarra mi mano. Entre las suyas lleva un collar precioso, con muchas piedrecitas y un corazón.

-Madison Court James, ¿quieres ser mi novia?

Sonrío y me agacho para abrazarlo.

-¡Sí! - grito entusiasmada.

El ríe roncamente y besa mi cuello. Yo agarro su cara y beso sus labios.

-Gracias por todo esto... novio. - Esa palabra hace que mi cuerpo se altere. Mi corazón se acelera y los escalofríos se apoderan de mi columna vertebral.

El sonríe.

-Aún no he acabado.

Veo que coge algo del bolsillo trasero de sus pantalones.

¿Pero cuántas cosas le caben en ese bolsillo? -pienso.

Y después veo lo que tiene en manos y empiezo a dar saltos de alegría y a llorar.

-One Direction, oh dios mío,¡oh dios mío!, dime que es una broma. No me lo puedo creer. No me está pasando. Es todo un sueño. No puede ser real. Es imposible.

Agarro la entrada vip y tapo mis ojos con ella. Esto es demasiado.

-¿Sabes que es lo mejor?

Niego con mi cabeza.

-¡Qué yo iré contigo!, quiero evitar que te toquen más de lo acordado.

Hago un puchero como si no estuviera de acuerdo con esa limitación, pero no tardo mucho en disimular mi supuesta pena. Sonrío y niego con la cabeza, y aún con los ojos llorosos, le abrazo tiernamente y le susurro al oído:

-Te amo.

El se separa un poco de mí y me mira a los ojos, serio. 

Sin embargo, dos segundos más tarde me observa con una de las miradas más dulces y tiernas que he visto en su rostro desde que le conozco.

Le beso lentamente. Él me acerca a si mismo agarrándome de la cintura. El beso cambia a uno más fugaz y pasional. Él baja sus manos hacía mi culo y después hacia mis muslos. Me alza y hace que envuelva mis piernas alrededor de su cintura.

Camina conmigo en brazos hacía su habitación mientras me besa. Cuando por fin llegamos, él cierra la puerta con la llave y me acuesta en la cama con cuidado. Esta vez sí hemos tenido en cuanta que Ellie podría entrar en cualquier momento. Besa mis labios con extraña profesionalidad.

Deslizo mi mano por el bordillo de su camiseta y se la quito. Él hace lo mismo con mi camiseta de pijama, dejándome solamente en ropa interior. Me besa el cuello y presiona su erección contra mi vientre. Me siento en el cielo y bajo sus pantalones con su ayuda. Él sigue besando mis labios mientras desabrocha mi sujetador.

Su mirada expresa lujuria y sus labios están hinchados. Supongo que yo también estoy así. Bajo sus bóxers, liberándolo. Él coge un condón de la mesita y se lo empieza a poner cuando yo agarro su mano y se lo quito. Empiezo a metérselo yo, seductoramente.
El gime contra mi boca y yo deslizo mi tanga por mis piernas hasta que caen a un lado de la cama.

Jacob me mira cómo pidiendo permiso y yo se lo concedo más que gustosa.

Siento su miembro dentro de mi, primero lento y después mucho más rápido. Los dos sudamos y gemimos al compás hasta llegar a la cima y sentír que el climax está a dos segundos de derrumbarnos.

Me siento cansada, como si hubiera corrido una maratón, acuesto mi cabeza en su pecho. Y lo único que logro oír antes de caer en brazos de morfeo, es:

-Eres mía y... Yo también te amo.

O eso creo, pero de una forma u otra, este se ha convertido en el mejor cumpleaños de mi vida.

Perdición.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora