Capítulo 22: Despierta

577 42 5
                                    

Madison Pov

Todo está oscuro, no veo nada y de fondo escucho voces que no logro distinguir. No entiendo en qué momento he llegado a esta situación, o cuánto tiempo llevo así, pero es como si estuviera en el limbo, debatiendo entre la vida o la muerte.

Alguien agarra mi brazo con fuerza, lo siento, pero soy incapaz de mover ni un solo dedo para que sepan que estoy aquí, no sé dónde, pero aquí. 

Tengo mucho miedo.

- Vamos, ya es hora de volver con nosotros, Maddie. Por favor, lucha. No nos dejes, te necesitamos.

Empiezo a escuchar esa voz, que me recuerda a la de mi madre, a la que parece que llevo mucho tiempo sin escuchar. De repente, a su voz se suman otras, como la de mi hermano o la de mi padre, cada vez más nítidas, al igual que un sonoro pitido que me está generando ansiedad por la rapidez que va adquiriendo poco a poco.

- Si no despierta ahora, tendremos que desconectar las máquinas. Lleva así mes y medio y lo hemos intentado todo.

¿Mes y medio? ¿de qué habla? No sé quién es la persona que les está diciendo esto a mis padres, ni de quién les está hablando exactamente. Espero y creo que no se trata de mí, pero quisiera abrir los ojos para enterarme de lo que está pasando ahí afuera. Pero mis ojos se sienten pesados y aún no siento la noción del resto de mi cuerpo. Quisiera que alguien me pellizcara para poder despertar de una vez, pero soy incapaz de mediar palabra.

- Vamos Maddie, eres la persona más fuerte que conozco. Mi hermana mayor, te necesitamos aquí, te necesito aquí. Eres la encargada de enseñarme las cosas de la vida. Y no te puedes escaquear también de ese trabajo.

Siento su mano agarrar mi hombro, dándole un ligero apretón. Y eso es lo que hace que empiece a sentir. Mis músculos están adormecidos, pero consigo, a duras penas, mover mi mano. Abrir mis ojos sigue siendo un objetivo algo duro, pero ahora que me he enterado de que están aquí por mí, que soy yo la que corre peligro, debo darme prisa para que puedan por fin estar en paz. 

De repente, mi mente viaja hacia Jacob. Aún no he escuchado su voz y la verdad, es que sí que la echo de menos.  Pensar en eso hace que tenga aún más ganas de luchar contra la pesadez de mi cuerpo para poder despertar de una vez por todas.

Mi movimiento de mano no pareció ser capaz de llamar la atención de ninguno de los presentes en la sala, porque no he logrado escuchar nada acerca de ello. Y es cuando escucho que los pasos se empiezan a alejar, que consigo pronunciar mi primera palabra después de, al parecer, mes y medio.

-Jacob.- digo casi en un susurro.

- ¡Ha hablado, doctor! ¡Ha hablado!, Hola Maddie, soy mamá, estoy aquí contigo, debes mantenerte tranquila.

- Por favor, salgan de la sala.- oigo la voz de un señor. Y a pesar de las protestas de mi madre acerca de que ella debería de quedarse, al final acaba cediendo y dejándome con el señor al que poco a poco, voy consiguiendo enfocar mientras abro mis ojos.

-¿Dónde está Jacob?- repito de nuevo.

- No sé quién es Jacob, pero seguro que tu familia te puede dar una respuesta cuándo ya puedan estar contigo. Por ahora, necesito que te mantengas tranquila y me dejes examinarte.

Me entristece saber que el doctor no sabe quién es Jacob. Si llevo aquí mes y medio, siendo mi pareja, ya tendría que haber venido a visitarme unas cuantas veces. No puedo evitar ponerme más nerviosa pensando que le pueda haber pasado algo, por lo que el doctor decide inyectarme algo que, según él, me va a ayudar a tranquilizarme un poco.

Perdición.Where stories live. Discover now