Capitulo 21:M.H.

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Madison Pov

Vacilarle a Jacob es como tomar un helado. Sabe bien y refresca. Me río al pensarlo.

¿Qué me ha hecho? ¿Cómo ha podido cambiar tanto mi mundo y mi forma de vivir? La vida con él no es para nada fácil. Pero hay veces donde lo tienes que arriesgar todo para conseguir lo que realmente quieres, y yo estoy segura de que quiero a Jacob.

Me acuesto en la cama después de desmaquillarme y ponerme el pijama. Espero un rato hasta qué lo veo entrar por la puerta de la habitación. Tan adonis como siempre.

Debería ser modelo - pienso. - Es muy guapo. Realmente guapo.

- ¿Ya estás lleno? - le digo burlona.

-Si, de angustia. - me dice serio.

Le miro graciosa y él acaba por sonreírme.

-Quiero mi beso. - Me reprocha con un puchero.

-Vaya, creo que me lo olvidé abajo. - digo divertida.

-¿Ah, si? Y no tendrás por ahí otro de repuesto ¿no?

Niego con la cabeza, fingiendo estar apenada. Él también negaba con su cabeza.

- Habrá que buscarlo. - me dice.

Le sonrío pícara mientras el se va acercando. Se recuesta encima mio y empieza a besarme. Poco más tarde sus besos descienden a mi cuello y a mi escote. Miro hacia la puerta y me asusto al ver una persona.

Grito y Jacob se da la vuelta al ver la dirección a la que miro, pero ya es demasiado tarde, esa persona se ha ido.

- ¿Qué pasa? - me dice preocupado Jacob.

-Había una persona. - digo tartamudeando y me escondo en el pecho de Jacob- pero no he podido verlo bien.

El se tensa.

-Iré a ver. - me dice mientras intenta levantarse, pero yo se lo prohibo.

-No vayas, por favor, tengo mucho miedo. - le digo asustada. Él acaricia mi cabeza y me deposita un beso en ella para después abrazarme fuerte.-No quiero estar sola.- susurro por último.

-Nunca te dejaré.- me susurra al oído. - Y nunca estarás sola.

Algo se rompe en el salón y yo doy un brinco. Al igual que Jacob.

Maldita sea. Tiemblo entre sus brazos. Nunca había tenido que soportar esta tensión, ni nada relacionado en la casa anterior, donde vivía con mis padres. Y la verdad esque no me gusta lo que se siente.

-Llama a la policía. - digo yo.

Jacob obedece y llama.

1 vez...

Nadie.

2 veces...

Nadie.

3 veces...

Se corta el telefóno y la luz.

Las lágrimas empiezan a brotar de mis ojos inconscientemente. Esto me supera.

-Iré, pero volveré. Por favor no abras la puerta a nadie. Simplemente cierra los ojos y cúbrete. Nada pasará. Te amo.

-Para - Le ruego. - Suena como una despedida. No quiero que te vayas.

Él se levanta sin contestar y se dirige a la puerta, la abre y baja al piso inferior.

Entonces un escalofrío recorre toda mi espinilla dorsal.

Jacob Pov

Me dirigo a la planta baja, a la defensiva. Busco el cuadro de la luz y lo prendo. Rebusco en todos los lugares de la casa, buscando a la persona que entró en nuestra casa. Busco en el baño, en los cuartos de huespédes, en el salón, cocina, hasta en el jardín, pero no había ni rastro de persona alguna.

Tal vez solo haya sido una coincidencia y realmente no hubiera nadie. Tal vez Madison creyó ver algo que no estaba.

Entonces me doy cuenta de algo.

He dejado la puerta de la habitación abierta y Madison está dentro.

Corro hacía arriba, suplicando que no le haya pasado nada. Llego a la habitación y lo primero que noto es una fuerte brisa que entra desde la ventana, abierta. Un edredón en el suelo y la habitación vacía.

Grito su nombre, varias veces, pero en ninguna de ellas obtengo respuesta. Ya se la habían llevado. Ella había sido secuestrada. Y yo no había hecho nada por impedirlo.

Caigo de rodillas contra el suelo. No me lo puedo creer. No la puedo perder.
No otra vez, y menos después de que ella me pidiese que no me fuera.

Corro a mi celular y lo enciendo, llamo a la policía y les informo de lo sucedido.

Vuelvo a la habitación y las lágrimas hacen acto de presencia, ¿por qué es tan difícil que estemos juntos? Hay parejas que no tienen problemas como estos, ¿por qué nosotros? No merecemos todo esto.

Es difícil encontrar sentido a la vida cuando tu vida acaba de ser secuestrada. Si le hacen algo no sé ni que puedo llegar a hacer. La amo con todo mi ser y no puedo perderla.

¡Joder! ¡La amo!

Y mataré al hijo de puta que la secuestro.

Me tiro en la cama y me doy cuenta de algo:

Una carta.

Una jodida carta.

A nombre de M.H.

Empiezo a leerla mientras tiemblo. Resulta asustador lo que puede decir una carta. Y más si se trata de una carta después de un secuestro.

"Hola Jacob, el momento en el que veas esto ya estaré haciendo mía a tu novia. Eres tan imbécil. Te la llevaste, y ella era mía, pero ¿sabes qué? Ahora ya no importa, porque la vuelvo a tener a mi lado. Nunca has escuchado el dicho ese... ¿Como decía? Ah si. El que ríe por último, ríe mejor.
Si te vuelves a acercar a nosotros, considérate muerto Jacob. Por muy buen boxeador que seas, quedate quieto. Porque te puedo disparar las balas que quiera, y te aseguro de que no tendré piedad alguna.

Puedes tratar de buscarme o localizarme, tal vez. Pero déjame decirte que por mucho que avises a la policía, no vas a obtener nada. Estamos demasiado lejos y siento decirte esto pero... la policía de ahí no hace la gran cosa en casos como estos.

Tengo entendido que tu madre murió asesinada delante tuyo. Una de las tres únicas mujeres a las que amaste en toda tu vida. Y yo tengo otra. 

¿Debe ser duro no?

Te puedo parecer un loco psicópata, pero te aseguro que no lo soy y tu me conoces bien.

PD; Trata de no llorar mucho, no servirá de nada.

Con mucho cariño, tu fiel amigo:
M.H."

Perdición.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora