9. resaca

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Por la mañana el sol estaba en todo lo alto cuando Sergio despertó, aun tenía la ropa de la noche anterior puesta, y al verse frunció el ceño por no haberse cambiado.
No tenía idea de cuánto alcohol había ingerido hasta que sintió como su cerebro parecía estar siendo ataladrado.

Se colocó una almohada en el rostro buscando amortiguar el fuerte grito que pegó para sacudirse un poco el malestar que parecía querer acabar con él.

¿Cómo se le había ocurrido tomar tanto? Ahora parecía  que tendría que apañarselas solo en su misera resaca y mientras estaba en su lamentaciones, el timbre de la puerta sonaba una vez tras otra, seguido por la inconfundible voz de Carlos, quien estaba afuera instandolo a abrir de prisa.

—¡Vamos, wey abre! ¡Mexicanito date prisa que se hace tarde!— importunaba cada vez Carlos hasta que logró ver qué la puerta se abría. Y tras la puerta se mostraba un Checo con el cabello tan revuelto que parecía que había sido víctima de un ventarrón,.contando que su aspecto en general no era nada bueno.

—¿Cuál es el escándalo?— cuestionó Checo, su voz sonaba tan rasposa y gruesa que apenas era entendible. Mantenía la puerta a medio abrir por lo que no se había percatado que Sainz no estaba solo, a un costado de la puerta estaba Max recargado, quien levantó la mano saludandolo cuando este fijó su vista en él.

—¿Que hacen aquí tan temprano? — preguntó alternando la mirada entre ambos chicos. El primero en contestar fue Max.
—Para comenzar de temprano no tiene nada...en segundo lugar, yo vine porque no contestabas el teléfono...
—Oh, no escuché ninguna llamada, lo siento— le respondió Checo en un tono más suave.
—Pues claro que no escuchaste las llamadas — contestó Carlos de inmediato. — yo tengo tu teléfono — al mencionarlo le extendió el celular para entregárselo. —Como las llamadas era insistentes, tuve que traertelo y justo al llegar aquí me encontré al buen Max dudando si tocar o no el timbre.

Con esa mención las mejillas de Max se tiñeron de rojo, lo que hizo reír de inmediato a Carlos al lograr evidenciarlo tan fácil.
Y como Checo se quedó mirando a Max por algunos segundos, Carlos aprovechó el momento para empujarlo de la puerta e ingresar a la habitación, arrastrando a Max con él.

—Por lo visto necesitas urgentemente darte una ducha.— comentó Carlos, sonando casi como una orden. —Y mientras lo haces, Max ordenará tu desayuno.
—¿Porque  tengo que pedirle el desayuno? —Max miró con el ceño fruncido a Carlos.
—Muy fácil, eres su compañero y estoy seguro que sabes que le gusta  desayunar a Sergio...ademas, pide algo extra para mí, que tampoco he desayunado— esto dejó sin habla a Max y con resignación buscó el teléfono para llamar a recepción. No le fue difícil elegir, tocino,huevos y frutas no debían faltar, aunque se aventuró a preguntar si podían prepararle unos chilaquiles picantes. Luego de terminar de ordenar el desayuno para los tres, fue en busca de Carlos, quien ya se había adueñado de uno de los sofás frente al enorme televisor.

Detrás de la puerta Where stories live. Discover now