Capitulo XXXIII: Último día de libertad

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"Todo gran poder conlleva un gran costo".

La sensación de abrazar el aire con las delicadas plumas de sus alas hizo que un millón de escalofríos recorrieran cada centímetro de su cuerpo, ahora más despierto y vivo de lo que había estado en los últimos días. Cada día que había pasado sin entrar en metamorfosis se sintió como una eternidad en la que una parte de sí, tal vez la más importante, se mantuvo encapsulada hasta casi ser olvidada por ella misma. Su libertad. La chica que fue y la que era ahora, conviviendo en un mismo tiempo y espacio. Solo ella, el viento sobre sus alas y las estrellas.

Estrellas a las que, en un futuro no muy lejano, ofrecería lo inimaginable a cambio de su protección y el derecho a su poder, convirtiéndose en su guerrera juramentada. Eso claro, si es que alguna la elegía.

A Sky le tomó un poco reunir el valor necesario para hacer la pregunta que sabía que tenía que hacer. La ignorancia, al menos por elección, era el inmerecido amparo para aquellos que deseaban hacer ojos ciegos y oídos sordos a la verdad. Y ella tenía que creer que era mejor que eso. Haría lo que fuera necesario, de eso estaba segura, pero para hacerlo necesitaba saber. Evadir la verdad no lo haría más fácil.

—Cuando te refieres a un gran costo... —comenzó a decir, sin saber muy bien cómo terminar de formular su propia pregunta.

—Quiero decir que hay un precio que tendrás que pagar para que las estrellas te consideren digna de su favor.

Sky asintió con lentitud.

—¿Alguno de ustedes se verá perjudicado...?

Ragnor suspiró, pero ella no lo presionó y luego de que este se tomara un momento para sopesar las que serían sus siguientes palabras, respondió— No querida... —y aquello hizo que parte del aliento regresara a su cuerpo— El sacrificio que exige el ritual contempla algo que solo tú puedes dar.

Bueno, al menos si alguien se vería perjudicado por su decisión no sería nadie más que ella misma.

—¿Crees que debería preguntar...?, ¿O sería mejor no saberlo?

—Esa es una decisión muy personal, pero si deseas saberlo te lo diré.

Sky se tomó un momento para considerarlo.

—¿Haría alguna diferencia?

—Eso solo puedes saberlo tú.

"No, no haría ninguna diferencia". Skylar haría lo que fuera necesario para que su poder fuera un beneficio a su disposición y no un arma que pudiera volverse en su contra y dañar a aquellos que intentaba proteger. Ya había experimentado atisbos de descontrol conforme sus emociones se tornaban más intensas y aunque sabía por Marion que era algo considerado dentro de lo "normal" para una guardiana recién iniciada y una hija de la luz que apenas había manifestado su don, lo cierto es que no quería arriesgarse. Estaba segura de que era eso sobre lo cual su madre trató de advertirla con sus visiones. Todas esas imágenes de destrucción y muerte... Era el futuro que tenía que evitar a toda costa.

No importaba el precio, estaba dispuesta a pagarlo. Aun así, no podía evitar preguntarse si...

—¿Hizo alguna diferencia para ti...?

Ragnor bajó la mirada hacia sus manos juntas. Estaba mucho más calmado, pero saltaba a la vista que todo este tema le afectaba. Se había apartado de su abrazo con cuidado y Sky procuró respetar esta solicitud de espacio. Le conocía lo suficiente como para saber que este no estaba acostumbrado a recibir contención física y no podía evitar preguntarse si, luego de su abuela, Ragnor habría tenido a alguien más en su vida. Alguien con quien poder mostrarse vulnerable o que simplemente sostuviera su mano en los momentos de soledad. Esperaba que si, porque la alternativa solo conseguía entristecerla. Su declaración acerca de lo mucho que hubiera deseado que Sky formase parte de su familia, todavía mantenía tibio su corazón.

El legado de Orión ©Where stories live. Discover now