Uno

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Rachel

- Ha sido una noche increíble- el hombre se acomoda el cinturón de sus pantalones y asiento sin decir nada- le diré a Gia que has sido la mejor, pronto volveré para requerir tus servicios.

Deja una generosa propina sobre la mesita de noche y se marcha. Las lágrimas acumuladas en mis ojos me abandonan, me levanto con la sábana rodeando mi cuerpo y tomo uno de los dos billetes de cien que dejó el cliente y los guardo en la copa de mi sostén. Segundos más tarde Gerald entra y me observa.

-Otro cliente satisfecho - toma el billete y lo guarda en su bolsillo. Siempre hace lo mismo, se queda con mis propinas como si fuese el quién lo necesitara. Es un ambicioso de mierda y aunque la rabia me llena no la dejo salir- ahora lávate que cubrirás a una de las camareras que la ha cagado.

Me muevo rápidamente. Me gusta ser camarera, no tengo que vender mi cuerpo como habitualmente hago.

Pero antes de que pueda ir al baño Gerald me toma fuertemente del brazo, siento miedo y el olor de su perfume mezclado con cigarrillos me revuelve el estómago - ni se te ocurra cagarla porque tendrás el mismo destino que la ultima y no querrás saber cuántas pollas tuvo en su cuerpo antes de matarla.

Me estremezco. Y cuando me suelta corro al baño y vacío mi estómago contra el inodoro. Siento asco de mi entorno y de mi misma.

Las camareras usan shorts altos y botas de tacón grueso con un top tipo sostén con brillantes que dejan al descubierto la espalda. Me maquillo para cubrir el ligero morado que tengo del cliente de la semana pasada que me golpeó, muchos son rudos y cuando no se hace lo que ellos quieren podrían golpear y no les importaría.

El club está lleno y voy directo a la barra. El ambiente se siente tenso y las miradas tristes, preocupadas de las demás camareras indica que algo malo ha pasado y siendo sincera no quiero saber.

-Rachel, este pedido es para la mesa cuatro. Luego regresa aquí para la siguiente mesa.

Asiento y planto una sonrisa en mis labios al momento de moverme hacia la mesa indicada. Hay cinco hombres con trajes que lucen despreocupados y disfrutando la noche. Una de las bailarina está sobre la mesa bailando alrededor del tubo, tiene billetes a su alrededor y en sus ropas.

-Buenas noches, caballeros - saludo como es habitual y me inclino para servir los vasos con whisky. Ninguno me presta mucha atención así que me voy rápido.

La siguiente mesa no es igual. Uno de los hombres me pide quedarme con él y amablemente le digo que no puedo, aunque insiste no me obliga a quedarme con él. Lo agradezco internamente. Paso la noche sirviendo y moviéndome de un lado a otro cuándo entran tres hombres y se sientan en una de las mesas libres. Cada chica tiene un área para entender, ellos se han sentado fuera de mi área, Elisa es a quién le toca el área.

- Me iré a una habitación con el cliente - avisa dejando la bandeja sobre el mesón del bartender y él lo toma- cubreme, Rachel.

Asiento en su dirección y camino hasta la mesa del área dos. Las camareras tienen derecho a elegir si se quieren ir con hombres o no, la diferencia es que ellas están aquí por elección y solo para servir tragos, en cambio las chicas como yo que fuimos obligadas a esta vida no podemos elegir y obviamente no nos podemos ir.

No tenemos elección.

- Buenas noches, caballeros- les digo y centro mi atención en los tres hombres. No son hombres mayores, deben de tener casi treinta años cada uno, llevan anillos en sus dedos y sus trajes son pulcros.

- Vamos a querer una ronda del mejor whisky que tengan - me habla uno de ellos y tomo nota.

-Van a querer algún tipo de servicio extra- pregunto y mis ojos dan con el hombre que está en medio. Su cabello es rubio dorado, sus ojos me examinan con una especie de asombro que no puedo entender por qué. La piel me pica y de inmediato me siento incomoda.

No es una mirada de lujuria. Nunca, ningún hombre que haya venido aquí me había mirado de esa forma, como si fuese un fantasma al que acaba de ver.

- Mi amigo aquí - dice uno con risas y golpea por el hombro al que me mira, este aparta su mirada un poco desconcertado para observarlo- ha quedado soltero y queremos dos hermosas chicas, él no- señala al otro- está casado.

Asiento y quiero irme lo más rápido posible de allí. Pido su pedido y espero a que lo sirvan, Ana se acerca y veo mi oportunidad.

-¿Puedes llevar esto a la mesa trece del área dos?- le pido.

-¿Porqué?- una voz detrás de mí hace que el corazón me dé un vuelco- Rachel, ¿acaso no quieres hacer tu trabajo?- me giro algo temerosa-Ana, lleva ese pedido yo hablaré a solas con Rachel.

Ana me da una mirada consoladora y mi cuerpo comienza a temblar. Mierda.

Gerald me arranca la bandeja de la mano y la coloca de manera brusca sobre sobre el mesón, todos ignoran el arranque violento en el momento que me toma del brazo y comienza a llevarme arrastras por el pasillo que lleva a las habitaciones. Me resisto.

-Deja de resistirte, me tienes harto con tu actitud. Si no quieres que tu cuerpo aparezca en un callejón mutilado es mejor que obedezca.

-Disculpe, ¿es usted el encargado del lugar?- una voz masculina nos hace detenernos y Gerald finje calma absoluta, nos hace girar y observo al hombre de la mesa trece en el área dos. Me da una mirada antes de poner sus ojos sobre Gerald.

- Lo soy, que se le ofrece - habla como si fuese el hombre más sofisticado de todos. Cuándo en realidad es un cerdo.

-Oh, solamente quería hablarle por que esta señorita a su lado se ha portado maravillosamente esta noche y quería pagar por pasar la noche con ella.

No.

- Sus servicios no están disponibles en este momento- le responde Gerald.

El hombre medio sonríe.

- Ni siquiera si pago el doble por lo que un cliente habitual pague.

Si algo le gusta a Gerald es el dinero. No entiendo como el dueño de este lugar no se ha dado cuenta de lo mucho que lo ha robado en años.

-Pague el triple y es suya.

-Perfecto, me indica una habitación. Pero primero, suelte su brazo.

Gerald hace lo pedido y mi piel agradece que su toque ya no esté sobre mí.

-Por aquí caballero....

-Vittiello- dice y abro mucho los ojos. Los Vittiello son de una familia adinerada, si no me equivoco es familia del Capo di tutti capi de Italia.

Contengo la respiración.

- Después hablaremos- me susurra y me alejó de él.

Entro a la habitación seguida del hombre rubio.

Él se gira y me comienza a observar detalladamente.

-¿Por qué no nos dijiste que estabas con vida?- comienza y me paralizó en mi lugar.

¿De qué está hablando?.

- Mi primo está en prisión por ti, Rebekha.

¿Rebekha? Mi nombre no es Rebekha.

Así damos inicio a esta nueva aventura

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Así damos inicio a esta nueva aventura.

Lucas y Rachel son personajes que amarán o odiaran.

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Un beso

Con amor

Elí

Usurpando La Mafia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora