Capítulo doce

540 55 8
                                    

Rachel-Rebekha

Me mantengo nerviosa mientras no dejo de mirar a los lados. No sé a qué le temo pero tengo una sensación extraña en el cuerpo, Marcela permanece a mi lado con su celular mirando no se qué y yo observo al hombre bajito de tez morena que entra y al ver a mi acompañante se acerca a nosotras.

—Buenas tardes, señoritas — saluda y Marcela deja de lado su celular para concentrarse en el hombre.

—Carlos, espero estés bien. Ella es Rebekah y te contactamos porque necesitamos de tus servicios.

—Gracias por la oportunidad, señora— me dice.

Aún no me acostumbro a qué me digan señora, pero siendo otra en cualquier momento debo hacerlo.

—Digame que necesita.

Me acomodo en mi asiento— ¿Que tan confidencial puede ser lo que hablemos aquí?.

—Mucho, soy un hombre de palabra y un ex agente de la FBI. Me sacaron por el simple hecho de que mis dotes de investigación iban más allá de cualquier cosa y eso me costó mi placa, además, tengo la mania de meter mis narices dónde no tengo nada que ver.

Miro a Marcela.

—Bien. Necesito que investigue a profundidad a Rebekah Zafiro, dónde fué la última vez que se le vió y que intervengas su antiguo número celular — saco el celular que encontré en sus pertenencias pero tiene clave de bloqueo— que averigues absolutamente todo hasta el día que desapareció.

El hombre observa el celular y luego me mira como si me hubiesen salido dos cabezas de pronto. Pero no, necesito avanzar en esto y no voy a mantenerme metida en esa casa sin hacer nada.

—Disculpe— mira a Marcela y luego a mí — no entiendo, usted está aquí.

—No— le digo— mi verdadero nombre es Rachel Reís, fuí secuestrada el año pasado por un grupo delictivo de tratas de blancas. No sé nada de mi familia y ellos no saben nada de mí, mi parecido con la verdadera Rebekah es una cosa extraordinaria pero estoy segura que no tenemos parentesco alguno y por ellos necesito saber que pasó con ella para llevarla ante Luca D'Angelo.

Suena cruel. Pero necesito encontrarla y dársela al hombre que habita conmigo para yo poder ser libre o él la encuentra antes que yo o yo lo hago.

—Bien— saca un cuaderno de su saco y con un bolígrafo comienza a escribir — este es el monto que cobraré al finalizar la investigación, tengo mi propia empresa de investigación privada y tengo empleados a los que pagar, en quince días le traeré información que le resultará y mañana te llegará mi contrato donde estará mi firma de como esto es de extrema confidencialidad.

—Bien, pero nadie más debe saber este secreto. Si Lucas lo llega a saber, no quiero ni pensarlo.

Lo que pasó está mañana me tiene cardíaca, ver cómo esa mujer estaba muerta y él lo disfrutaba... Simplemente es algo que me mantiene asustada.

—Entonces tenemos un trato, gracias por su confianza.

Regresamos y cuándo Marcela se va me quedo con los empleados de la enorme casa. Tintin sale de la cocina con una lata de una bebida energizante.

—La usurpadora— dice— ¿Sabías que hay una novela mexicana con ese nombre?.

—No, no lo sabía.

—Mi madre la veía mucho.

No respondo nada.

—El señor pregunto por ti.

—Dile que estoy cansada.

—Diselo tú, trabajo para él no para ti.

Ruedo los ojos y camino pasando por su lado pero me toma del brazo. Lo miro de inmediato y este me da una mala mirada— ese cuento que no eres ella se lo puede tragar él, pero yo no. No confío en ti y si te veo en algo extraño ésta vez no dudaré en darte de comer a mis perros, cagna.

Usurpando La Mafia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora