Capítulo Nueve

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Rachel-Rebekha

 

La recepción es en un lugar apartado de la ciudad, no conozco. Así que no sabría decir dónde estoy con exactitud, cuando el auto se detiene uno de los escoltado de Lucas le abre la puerta y baja, acto seguido me tiende la mano la cual recibo y bajo junto a él, hay flashes y eso me confunde un poco.

—No dejes que te ataquen como lobos— susurra. Llevo mi mano a su brazo el cual sujeto mientras avanzamos adentro.

—¡Lucas! — llaman los reporteros—¡Señor D’Angelo!.

Intentan llamar su atención pero no lo logran y una vez que pasamos el umbral del enorme hotel es que tenemos un poco de paz, todo el lugar está resguardado por hombres, todos los hombres con trajes llevan a una despampanante dama a su lado.

—Me puedes explicar que es esto— le pregunto en un tono confidencial para ambos.

—Una subasta, venden prendas, artes o cualquier cosa que valga mucho dinero, todo lo recolectado va a cualquiera de las fundaciones de ayuda que tengan estos hipócritas.

—Entonces que haces aquí.

Avanzamos adentro del lugar, nos llevan a una mesa. Somos los únicos con una mesa para dos mientras que los demás comparten mesa con dos personas más. Los manteles y centro de mesa son hermosos.

—Tengo mucho dinero de sobra— responde.

No le digo nada más por que las luces se vuelven bajas y una mujer con hermoso vestido color plata sube el escenario, su cabello es una ola de risos definidos que me dejan embobada por los bonitos que son en ese tono chocolate. Da la bienvenida y habla sobre los hogares a donde irá el dinero recolectado en la subasta. Primero comienzan con la subasta de arte.

Admiro todo y cada una de las piezas que colocan en la gran pantalla y es presentado en persona en el escenario. Observo como la puja comienza y como las cifras aumentan volviéndose algo absurdo para lo que es.

Lucas no habla, simplemente se mantiene a mi lado bebiendo cada dos por tres del alcohol que tiene en la mesa, bebo poco del vino que me pasa como si nada y comienzo a tomar más seguido. Pasa la primera, segunda y tercera venta hasta que finalizan las obras de artes.

Me duermo.

—Iré al baño— aviso levantándome pero el hombre a mi lado no me responde. Me alejo hacia el área de baño y una vez adentro observó como dos chicas quienes retocan su labial me miran a través del cristal, me acerco al lavamanos y abro el grifo mojando mis manos.

—Rebekha, es un gusto verte de nuevo— la pelirroja me saluda y la miro a través del espejo.

—Mmm, lo mismo digo.

Ambas comparten una mirada.

—Es cierto lo que dices, perdiste la memoria.

Cierro el grifo y me giro a verlas a ambas.

—Si, no recuerdo sus rostros.

—Mi padre dice que finges para que el Don no te mate— habla la otra— una estrategia muy justa.

—No finjo nada— el corazón se me acelera.

—Finjas o no, apuesto que estas tramando de las tuyas para volver a atacar la mafia. Aunque es inevitable dejar de lado a un bombón como lo es Lucas, es realmente delicioso— su tono se vuelve meloso— extraño que me llame para comerme su…

—Entiendo— la interrumpo— no me interesa.

—Por supuesto que te interesa, cuando lo dejaste no dejó de decirme las formas en la que te mataría una vez te encontrara. Todo después de follarmelo.

Usurpando La Mafia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora