Capitulo cinco

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Rachel-Rebekha

El corazón lo siento en la garganta y en cualquier momento podría caer entre nosotros demostrando que sí le tengo miedo. Lucas me observa detalladamente en silencio.

Tengo que ser más inteligente que él.

—¿Miedo?, jamás— me giro para mirarme en el espejo y mirarlo a él detrás de mí.  Lleva un elegante traje y se lo acomoda para que yo vea el arma que está en su cintura, una en color negro.

Mierda.

Camina hacia mí y me pongo rígida.

Estoy cagadisima de miedo por dentro, pero por afuera me veo de lo más tranquila. Este hombre debe odiarla,  ella es la culpable de todo lo que le pasó últimamente.

—¿Me extrañaste? Amore mio— la forma en la que habla con su acento me derrite el cuerpo completo. Es una voz sexy y masculina— yo lo hice, todos los dias— pasa su mano por mi cabello y se me eriza la piel— pensaba en como matarte por terminar traicionando mi confianza — me toma del brazo y me hace girar para mirarlo directamente a los ojos. Ahora puedo sentir el miedo en cada parte de mi cuerpo— es mejor que me temas, Rebekha,  no soy Dios y no voy a perdonarte— entonces, me besa. Lucas arremete contra mis labios de una manera brusca y desesperante que no hago otra cosas más que corresponderle. Le devuelvo el beso apenas logro entender lo que está sucediendo, sus manos van a mi cintura y me pegan a él,  las mías van a su cuello y lo acaricio. Me muerde el labio y suelto un gemido de dolor mezclado con placer.

¿Placer?

Coloco mis manos en su pecho y lo aparto de mí.

Me observa desconcertado.

— No vuelvas a besarme así — le advierto.

Lucas suelta una risa.

—Sigues siendo mía, no lo olvides.

— Deberías odiarme— le digo.

— Lo hago. Será mejor que no cierres un ojo, estaré muy cerca de ti— se acerca a mí y me da un beso en la mejilla.

Me estremezco.

Lucas retrocede y sale dejándome completamente sola.

—¿Como les fué en el centro comercial?— Tomasso pregunta al vernos. 

Alzo la bolsa con el celular dentro — conseguí un celular y no morí en el intento.

Los guardaespaldas pasan adentro con las bolsas de las compras.

—Sé que es muy pronto, pero esta noche es la celebración del cumpleaños del alcalde. Es mi socio y un gran amigo,  quisiera que me hicieras compañía como antes.

—¿Como antes?— pregunto.

— Si, como antes.

—Yo... no lo sé.

Tomasso observa que Helena y luego ella sonríe — tío,  dale tiempo. Recién llegó.

—Tienes razón, cualquier cosa estaré en mi despacho.

Cuándo estoy en mi habitación enciendo mi nuevo celular, ya tiene una línea incorporada. Marco el número que me sé de memoria y con los nervios a flor de piel lo coloco sobre mi oreja, el pitido de llamada suena y no es hasta que una voz contesta.

—Hola…

Mi corazón se detiene.

—¿Hola?— su voz me llena el pecho— ¿hay alguien  ahí?— pregunta mi hermano.

Usurpando La Mafia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora