Dos

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Rachel

Me cuesta entender lo que esté hombre esta diciéndome.

—Disculpe señor, me está confundiendo con otra persona.

Él suelta una risa.

—Eso quiero saber. No creo que en el mundo hayan dos  personas idénticas.  Háblame de ti— dice y se sienta sobre la cama— pagaré mucho por ti hoy, así que tenemos toda la noche para hablar.

—¿Hablar?

—Por supuesto— dice como si fuese obvio. Su acento Italiano es notable y pulcro— Háblame de ti, quiero escucharte.

—Mi.... mi nombre es Rachel Reis, soy estadounidense y fui secuestrada hace un año mientras salía de un centro comercial a plena luz del día en Los Ángeles, tengo veintitrés años y soy cáncer. Mis padres...

—Espera— me interrumpe— ¿de verdad no eres ella?

—¿Ella quién?— digo exasperada.

—Rebekha, la ex prometida del capo. Jesús, de verdad no eres ella.

Se levanta de la cama y pasa su mano por su cabello.

Esta frustrado y sinceramente no logro entender lo que está pasando aquí.

Camina hacia mí y me toma del brazo, no de una manera brusca. Más bien delicada y atenta, observando observandome de cerca.

— Es una locura que hayan dos personas idénticas en el mundo que no sepan la existencia del otro — me escanea de arriba abajo — el cabello de ella era rubio y sus ojos— me detalla el rostro y mis mejillas se calientan— son del mismo color—me toma de la mano y me hace girar— el cuerpo... diría que estás un poco delgada pero nada que comida y ejercicio ayude. Podría llevarte a un salón y te cambiarían el tono del cabello y la ropa.

Me alejo de él. El corazón me late con demasiada fuerza.

—Tengo un trato para ti, Rachel.

—No estoy interesada, no puedo aceptar tratos ya que estoy aquí.

Él ríe — no hay nada imposible para la Cosa Nostra, te daré la libertad, no volverás a trabajar en este lugar más nunca en tu vida y te pagaré una muy buena suma de dinero a cambio de que testifique a favor del Capo de la Cosa Nostra,  Luca D'Angelo.

El corazón se me detiene.

—Yo... no... ¿cómo podría?.

—Esta en prisión debido a Rebekha, su desaparición ocasionó la detención de Luca. Tu padre lo culpo y al ser un político importante no le importó culparlo.

No es mi padre, pero lo ignoro.

Suelto un suspiro, la piel me pica y pienso en la libertad.

—Piénsalo, no tendrás que vender tu cuerpo.

Saca un celular y marca un número para alejarse hacía el balcón y hablar. Habla en Italiano, no entiendo muy bien lo que dice ya que mi idioma madre es Inglés. ¿Podré hacer esto?, no quiero que hombres asquerosos me toquen nunca más en contra de mi voluntad, quiero regresar a Los Ángeles y disfrutar de mi vida como antes o al menos intentarlo.

—No tenemos mucho tiempo— me dice.

—Acepto,  sacaré a tu primo de la cárcel en cambio me darás dinero y mi libertad.

Sonríe — Hecho. Ahora, vámonos de aquí.

Me toma del brazo. Es la primera vez en mucho tiempo que un hombre me toca sin ningún tipo de intensión lujuriosa, abre la puerta y nos dirigimos afuera.  Me doy cuenta que no hay música y que todo está ligeramente solo, al salir al club un montón de hombres rodean el lugar, tiene enormes armas y las camareras están todas en el suelo y no solo ellas, los de seguridad están también  siendo apuntados en la cabeza.

Usurpando La Mafia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora