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Addison apretó los labios mientras veía a Sebastian tomar las maletas y acomodarlas junto a la pila de cajas en la entrada. Tal vez lo mejor era dejar de verlo porque su nueva novia —Victoria—, estaba asesinándola con la mirada.

«¿De verdad era necesario traerla?» pensó Addie, reprimiendo sus ganas de rodar sus ojos.

Decidió concentrarse en su propio trabajo, después de todo, ella también estaba ahí por la misma razón: desocupar la casa y ponerla en venta.

Jackson le ayudó a cargar las maletas hasta su auto. Era un poco deprimente ver que toda su vida cabía en la cajuela de un Toyota mientras que Sebatian había llevado un camión de mudanzas.

Ella sabía que podía tomar lo que quisiera de ese lugar; muebles, pinturas, decoración. ¿Pero que caso tenía? Deseaba empezar desde cero y llevarse objetos que traen consigo un montón de recuerdos no le ayudaría en nada.

Sonrió cuando un mensaje iluminó la pantalla de su teléfono. Se trataba de Taylor —lo dedujo por el tono personalizado que esa misma mañana le había puesto cuando le mandó un mensaje para pedirle que guardara su número—, así que tomó soltó lo que estaba cargando y lo leyó de inmediato.

"¿Cómo va todo? :)"

"Aburrido :("

"¿Necesitas ayuda?"

Sebastian comenzó a llamarle, arrebatándole la oportunidad de seguir hablando con Taylor. De mala gana guardó su celular y se giró a verlo.

—¿Es todo lo que te llevarás? —preguntó mientras señalaba con un dedo sus maletas.

—Si, no necesito más.

—¿Y qué haremos con el resto?

Addie se encogió de hombros. —Puedes quedártelo o venderlo junto a la casa, me da igual.

El arrugó los labios en respuesta. Ese era un gesto que solo hacía cuando le ganaban los nervios y no sabía que decir o hacer.

La joven tomó una maleta y dejó que sus amigos cargaran el resto. —Adiós, Sebastian. Buena suerte.

—Igual, Addie.

Quiso pedirle que no la llamara así, explicarle que ya había perdido el derecho de usar ese apodo. En su lugar, solo hizo una sonrisa —que pareció más una mueca de odio—, y salió de la casa con un nudo en el estómago.

No estaba triste pero sentía que había perdido tres años de su vida y que ahora no había nada que hacer para recuperarlos. Desearía viajar en el tiempo y no haberse casado nunca.

—¿Crees que los medios hablen sobre esto? —le preguntó a Ángela, su representante, quien ya estaba esperándola en el auto. Addison se subió a su lado y la miró con preocupación.

—No lo creo. Hay demasiadas tendencias ahora mismo —respondió con el ceño fruncido y la vista clavada en la pantalla de su móvil.

Addie levantó ambas cejas mientras se abrochaba el cinturón de seguridad. —¿Qué sucede?

—Muchas cosas. Se habla de Ryan Reynolds, Selena Gómez, Sabrina Carpenter, Lana del Rey... el internet está colapsado.

—¿Y nada sobre mí? —preguntó con emoción—, ¿nadie habla sobre mí o Sebastian o sobre el fiasco que resultó nuestro matrimonio? ¿O sobre cómo ya presume a su nueva novia?

—Nope —respondió—, por primera vez en semanas estás libre del ojo público.

Addie sonrió sin poder creerlo. Jackson subió al asiento del copiloto y se giró a verla con la misma sonrisa burlona de siempre, solo que esta vez parecía tener un brillo especial en sus ojos.

Mastermind || T. Sحيث تعيش القصص. اكتشف الآن