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Advertencias:
Taylor g!p
+18 (contenido y lenguaje explícito)
















Addison nunca imaginó que en su primer día de luna de miel terminaría yendo al hospital.

Pero ahí estaba, con manos sudorosas y respiraciones agitadas caminando por el frío pasillo de un lado a otro con el corazón latiéndole a toda velocidad dentro del pecho. 

El sonido de los dispositivos médicos, el murmullo de conversaciones en voz baja y el tic-tac del reloj solo aumentaban su ansiedad.

—Siéntate —murmuró la rubia entre dientes al mismo tiempo que la tomaba de la muñeca. Más que una petición amistosa, sonaba casi como una orden.

Addison tragó saliva. Miró como la mujer que estaba sentada a unos pasos de distancia la observaba atentamente, siguiendo cada uno de sus movimientos. Seguro las había reconocido, después de todo, la cara de Taylor aparecía en cualquier lugar del mundo gracias a su próxima gira.

—Lo siento, tengo tantas emociones en este momento.

—Oh, créeme que yo también. ¿Por qué carajo eres su contacto de emergencia? —murmuró en voz baja.

Era obvio que estaba más que molesta. De hecho, Addison jamás la había escuchado hablar en ese tono.

—No lo sé, pero el era el mío. Nuestros asistentes cambiaron este tipo de datos poco después de la boda —explicó en voz baja con mucha vergüenza como si eso fuese a arreglar todo—, yo solicité que modificaran mi información en cuanto nos divorciamos, pero supongo él no pensó en eso.

Taylor meditó la respuesta y Montecarlos fue testigo de cómo desaparecía su furia.

—¿Es qué acaso nunca vamos a deshacernos de él? —murmuró entre dientes.

Addison se tensó. No quería discutir pero un accidente automovilístico sonaba demasiado serio como para tomárselo tan a la ligera. Y no es que ella disfrutara de estar en el hospital cuando se supone deberían estar de camino a Grecia.

—Está en el hospital, Taylor. Dudo mucho que lo haya planeado.

Montecarlos esperó que le dirigiera alguna mirada que demostrara lo molesta que se sentía, pero Swift se limitó a observar el suelo.

—Estábamos en nuestra luna de miel, Marianne. Tenemos solo veinte días antes de que vuelva al trabajo.

—Solo me aseguraré que esté bien, ¿de acuerdo? Ya me comuniqué con su hermano, deberá llegar en cualquier momento y luego tú y yo nos subiremos a un avión y viajaremos hasta Grecia —explicó acariciandole la mejilla. Swift se apoyó en el suave toque y en las reconfortantes palabras dejando atrás todo la ira que se había instalado en su pecho desde que Addison recibió esa llamada.

—Bien —murmuró con los ojos cerrados, perdida en el contacto—, es solo que de verdad esperaba disfrutar estos días, cariño.

—Lo entiendo, sabes que no me gusta cuando las cosas no salen según lo planeado —murmuró moviendo su otra mano hasta la pierna de su esposa—, te lo compensaré, lo prometo.

Taylor intentó no sonreír ante la insinuación de su esposa. —No lo digo por eso, Addison, es solo que... ahora eres mi esposa, y no hay nadie más en el mundo con quien quisiera pasar estos días. Solo tú y yo, sin voces extrañas ni cámaras siguiendo cada uno de nuestros movimientos.

—Siento lo mismo, y lo sabes, y lamento mucho que esto esté pasando —no sabía que más decir. Estaba luchando con la mezcla de emociones: furia, confusión y tristeza.

Mastermind || T. SNơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ