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Eran más de lo que Danielle creía.

Unos veinte aproximadamente.

No es que fuesen muchas personas para una fiesta promedio, pero siendo que era un día sábado en la playa, no creyó que habría tanta gente por esos sectores.

Todo su grupo pareció llevarse bien.

Danielle se quedó un buen rato conversando con los dueños de casa, esos amigos que conoció en un campamento y que hace mucho no los veía. Rieron recordando anécdotas, chismes y otras tonterías.

Hanni y Minji iban de la mano a cualquier lado, y para su suerte, se hicieron amigas de otra pareja de dos mujeres. Parecían un par de matrimonios que se juntaban los domingos a medio día para preparar un asado y convivir en familia.

Hyein y Haerin fueron incluidas a un grupo de cuatro varones y dos mujeres, muy graciosos todos, que parecían ser expertos en juegos para beber.

Haerin, luego de tener que tomar medio de su vaso en menos de cinco segundos, volteó ligeramente la cabeza para ver a Danielle a unos metros, riendo fuerte y sonriendo hermosamente. Parecía iluminar aquella casa sin esfuerzos.

Apretó los labios un poco, pues creyó que en algún punto se le acercaría para robarle un beso, llevarla a un escondite o coquetearle con su habitual toqueteo en la cintura. Pero la australiana se veía demasiado entretenida con todos esos chicos.

Fue inevitable y aparecieron los celos.

Tonta Marsh que parecía haberse olvidado de ella por pasar un tiempo con sus antiguos amigos.

Había un castaño, alto y de sonrisa bonita que no dejaba de decirle comentarios poco discretos, y si hubiese estado un poco más ebria, Haerin se hubiera lanzado a los labios del chico para por fin obtener la atención de Danielle.

Por suerte no estaba tan ebria y solo se regañó mentalmente por su infantil "venganza".

Se sentía patética ahora mismo.

—Unnie, iré con James —le avisó Hyein, saliendo hacia la terraza.

James era un chico que desde que vio a Hyein no despegó su mirada de ella ni un segundo. Contó que su padre era británico y su madre coreana, por eso su nombre y sus facciones occidentales.

Parecía modelo, y Haerin hubiese estado muy feliz por su amiga, porque se notaba el interés del muchacho, pero... ¿Hyein no tenía ya una chica bajita y tímida que decía desear como a ninguna?

Fue raro, pues ya se había hecho la idea de Hyein con esa chiquilla universitaria que esperaba conocer pronto, pero no dijo nada porque su amiga no le había confirmado que estaban en una relación formal o parecido.

Asintió y se quedó con el resto, volviendo a la conversación.

Pasó el tiempo y el reloj ya marcaba la una y media de la mañana.

Hyein había vuelto con James, pero lucía algo distante, sin despegar su mirada del celular.

La joven había bebido un par de vasos, y eso ya demostraba que algo andaba mal. O quizá diferente. Hyein detestaba el alcohol y su amargo sabor.

No estaba en mal estado por suerte, pero sí tenía las mejillas rojas y un hipo insistente.

Haerin se acercó a Kim y Pham, contándole de sus observaciones. Minji fue la primera en saltar del sillón en busca de su hija adoptiva.

—¿Qué sucede? ¿Por qué me trajeron aquí?

Hyein miraba a sus unnies con confusión. En unos pocos segundos Minji la había agarrado del brazo y se la llevaron a la terraza.

Heterocuriosa (al peo) | Daerin AUWhere stories live. Discover now