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La semana fue pesada para Haerin.

Aunque no todo era mal tiempo.

En las noches, cuando sus padres se quedaban dormidos, ella salía a su estacionamiento delantero para verse con Sejong, fumar un poco y contarse cómo les fue. El chico iniciaría trabajando las mañanas completas en un café cercano de su hogar, y había decidido acortar sus turnos en el bar para tener momentos de estudio y prepararse para la universidad. Ahora solo trabajaba los sábados, de diez a cuatro de la mañana. Luego, el domingo, martes y jueves iniciaría en la cafetería desde las ocho hasta las doce del día. Haerin se aprendió sus horarios para ayudarlo, ya que Sejong solía tomarse su tiempo para aprenderse bien las nuevas rutinas.

Y además de las noches de humo, solían escribirse bastante seguido por correo, todos los días básicamente. En los recesos de Haerin y a la hora de almuerzo, porque así Sejong la mantenía ocupada y Haerin no debía andar pensando en si se encontraría con Danielle o no.

Sí, se la había topado varias veces, en los pasillos y en las clases que compartían, pero era mucho menos que si se pasara los recreos con su grupo de amigas.

Hablando de ellas, todas, incluida Danielle, notaron que Haerin andaba distante. Demasiado. Se la pasaba en la biblioteca y en las clases no solía abrir la boca.

Y comenzaron a preocuparse.

Un par de veces Hyein y Minji insistieron en acompañarla a la biblioteca, pero Haerin les dijo que solo se dedicaba a leer y que serían una distracción, así que prefería que no fueran.

¡Hasta había dejado de subir tweets! ¡Y Haerin amaba twittear!

—Esto es extraño, Hyein. Y no me gusta.

—A mi tampoco, siento que llevo días sin conversar con ella.

Estaban hablando en el comedor (Haerin ahora almorzaba en la biblioteca) (aunque ni siquiera estaba permitido), cuando Hanni y Danielle aparecieron.

Danielle también andaba algo desaparecida, pero en cuanto escuchó a Hanni decir que la de ojos gatunos ya no comía con ellas, se permitió volver a acercarse a Minji y Hyein.

—Hola, ¿de qué hablan? —saludó Hanni, robándole un pico a Kim y sentándose a su lado.

—De Haerin.

Danielle tragó saliva, intentando parecer desinteresada. A ella también la tenía en alerta la distancia que Kang había tomado, solo que, a diferencia de sus amigas, sabía con certeza qué era lo causante.

Era un tema que no se le iba de la cabeza, culpable, y extrañando con demasía a la niña. Lo sabía, era una descarada al sentirse así, pues actuó como una maldita con Haerin, pero eso no quitaba todo lo que sentía.

—Está ajena a nosotras, casi no nos habla y, no quiero ser mala, pero sus ojeras me alarman. Haerin siempre duerme sus ocho horas, o sino dice que no funciona como persona —explicó Lee.

—También he notado que no deja de beber energética. Debe ser por eso —apoyó Hanni, viéndose realmente preocupada.

Puede que su relación con Haerin nunca haya sido la misma como lo era con Hyein o Minji, pues Danielle, de alguna forma, logró que no hablara demasiado con la chica. Pero luego de escuchar a su novia (ya oficial) y a la menor del grupo hablar con tanto cariño de esa gatita, se le fue pegando el sentimiento.

Por otro lado, al Danielle oír lo de las ojeras, quiso golpearse la cabeza. Había notado el estado de Haerin, por supuesto. Se hacía la tonta, pero cada tanto le echaba un vistazo. Y, joder, se veía cansada, pero aún así lucía adorable. Cuando notó las ojeras, se imaginó de inmediato a un gato con una manchita al rededor del ojo. Como una mezcla de un oso panda y un felino.

Heterocuriosa (al peo) | Daerin AUWhere stories live. Discover now