Chapter CXXIII.

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Capítulo 17.

"Yo soy..."

Se recostaron en la cama luego de estar toda la mañana en el mar. Katherine apoyaba su espalda en el pecho de él. Ella no podía evitar pensar que en la medianoche todo acabaría. Luego de dos días llenos de disfrutar en el mar, juegos, pláticas todo el día y en la noche fogatas con historias. Estaba tentada en decirle todo, pero si lo hacía Percy iría en contra de los dioses y ellos lo atacarían. Al final era ella o él.

—¿Y me dirás que te pasa? —preguntó él enredando sus dedos en sus rizos formando trenzas y luego deshaciéndolas.

Ella guardó unos breves instantes de silencio. Suspiró y él deslizó sus brazos alrededor de su cintura.

—Nada que deba preocuparte —murmuró, podía sentir ya la mirada de Alétheia juzgándola—. Son cosas que debo resolver sola.

Percy no insistió. Era una de las cosas que amaba de él: sabía entender cuando ella no quería hablar. Al menos comenzó a notar las sutiles señales luego de vivir con ella tanto tiempo. Sabía anticipar el momento y esquivar las palabras cortantes con bastante efectividad.

Sus dedos viajaron al cuello de la chica donde dos collares descansaban. Uno notoriamente más elegante, más problemático tomando en cuenta que eso fue lo que enloqueció a ese... Bah, Loki, el ex de Karin. El cómo alguien tan alegre y franca como a ella le pudo haber gustado un ser tan retorcido y embaucador como él estaba más allá de su comprensión, o lo estaría si no estuviera al tanto del lado más caótico de Katherine. El otro era un cordón de cuero donde descansaba una cuenta de barro con la estatua de la Atenea Partenos pintada.

—Tengo algo para ti, para los dos en realidad —ella se giró y ladeó su cabeza, curiosa.

—¿Qué cosa?

—Confía en mí.

Percy besó su mejilla, haciéndola sonreír y suavemente la apartó para levantarse.

—No mires —ella rio y le dedicó una sonrisa juguetona.

Katherine mantuvo sus ojos cerrados, escuchando los pasos de él y el sonido de su mochila. Luego el borde de la cama se hundió.

—Permiso —ella rio y él tomó su mano derecha y depositó el objeto en su palma.

Se dio cuenta al instante que era un anillo, oro blanco, para ser más específicos. Sintiendo los inicios del miedo invadir su corazón. Abrió los ojos y lo contempló intentando no verse tan aterrorizada como se sentía.

—No me digas... No me digas... ¿Me estás pidiendo matrimonio?

Percy la vio sorprendido y negó, luciendo asustado.

—¡No, dioses, no! Uf, empecé mal ¿cierto?

Katherine asintió con la mente llena de pensamientos turbulentos.

El matrimonio arruinaba las relaciones. Lo veía en todos lados, generaba infelicidad: su padre y Angie. Su tío James y la tía Helen. Incluso en lo divino habían problemas: su abuela Freya con su marido desaparecido, Odur, su madre inmortal, Afrodita con Hefesto, Zeus y Hera, especialmente ellos. Los únicos matrimonios que ella había conocido y lograban prosperar con armonía era la de su tío Josh con su tía Sophie y el señor Edward con Theri, pero ese último tenía sus dudas. No, el matrimonio arruinaba por lo general las relaciones y ella no quería que destrozase lo que ella tenía con Percy. Aunque, luego de la medianoche eso no importaría...

—Es una promesa para ti, y cómo te gustan las joyas... Gretel me dijo que esto podría agradarte.

Tomó de su palma el anillo. Era una banda delgada de oro blanco y señaló una zona en específico. Ella lo miró con las manos temblorosas. A simple vista no había ningún adorno, sin embargo, en la superficie pudo notar un grabado.

Who I Am?Where stories live. Discover now