𝟏𝟎. fearless

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𝐅𝐄𝐀𝐑𝐋𝐄𝐒𝐒capítulo 10

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𝐅𝐄𝐀𝐑𝐋𝐄𝐒𝐒
capítulo 10



Nuestra primera parada fue volver al Merry. Ace había dejado allí su ¿barco? ¿barquita? no sabía como llamarlo, así que había que volver. Además, me vendría estupendo para cambiarme y recoger algunas cosas que me había dejado en el barco, porque pensaba que iba a volver. Y al igual que me despedí de mis nakamas, tenía que despedirme del Merry por ser uno más de nosotros.

El tiempo de viaje fue bastante corto y es que al final los lagartos morados eran un medio de transporte muy bueno. Para cuando llegamos el sol se había puesto al completo. Mis coleguitas, los Kung-Fu Dugongs estaban protegiendo el barco y nos recibieron con una reverencia en cuanto nos vieron. Nos echamos a reír y subimos a la cubierta del barco. Se me hacía raro ver el Merry tan vacío y silencioso. Normalmente siempre escuchabas carcajadas y ruido por todas partes. 

Empecé a caminar hacia el camarote dónde guardaba todas mis cosas, con Ace siguiendo mis pasos. Dejé el petate encima del sofá y empecé a rebuscar por los armarios, mientras el chico repasaba con los dedos los cuadernos que había encima de la mesa.

—¿Qué buscas? —preguntó apoyándose en el escritorio y cruzando los brazos sobre su pecho.

—Mis toallas, quiero darme una ducha aprovechando que estoy aquí —murmuré concentrada en mi tarea—. ¡Aquí están! —dije emocionada mientras se las enseñaba—. Voy al baño, me ducho, me cambio y podemos cenar si quieres. Algo tiene que haber en la despensa, Sanji sólo se llevó los productos perecederos.

Asintió con un pequeño ruido, como si su mente estuviese en otro sitio. Me quité las bambas y cogí unas chanclas para ir al baño. Como si fuese un ente, el chico me siguió hasta la parte de abajo del barco, dónde estaban la alacena, el baño y las habitaciones.

Le hice un pequeño gesto y me metí en el baño. Dejé el agua correr antes de desvestirme, para que así llegase a la temperatura ideal. Estaba concentrada probando la temperatura del agua y entonces la puerta del baño se abrió.

Ace entró, me cogió por los muslos para auparme y me pegó contra la pared de la ducha. Estábamos completamente mojados por el agua que caía de la ducha y entonces me besó como si aquel fuese su último aliento.

Los labios de Ace dejaban besos apurados, mientras mis manos se colaban por su pelo y se enredaban en él. Fue como si algo dentro de él, se activase en su interior y cambiase por completo. Nos separamos un segundo y me miró a los ojos con intensidad. Lo que pensaba se paseaba entre nosotros como si sus pensamientos fueran un libro abierto.

—¿Y este arrebato de pasión? —pregunté con la voz entrecortada.

—No quiero esperar, porque quiero todo contigo —apoyó su frente en la mía mientras intentaba relajar su respiración—. Nos perdimos demasiado como para volver a hacerlo, nunca sabes si puedes morir mañana y si es así, yo quiero pasar mi último día contigo.

DELICATE; portgas d. aceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora