𝟏𝟏. staring at the sunset, babe

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𝐒𝐓𝐀𝐑𝐈𝐍𝐆 𝐀𝐓 𝐓𝐇𝐄 𝐒𝐔𝐍𝐒𝐄𝐓, 𝐁𝐀𝐁𝐄capítulo 11

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𝐒𝐓𝐀𝐑𝐈𝐍𝐆 𝐀𝐓 𝐓𝐇𝐄 𝐒𝐔𝐍𝐒𝐄𝐓, 𝐁𝐀𝐁𝐄
capítulo 11




—Oi Lizzie, tenemos compañía —susurró Ace que estaba intentando que me despertase mientras me acariciaba las mejillas con cariño.

Llevábamos un día en el mar y todavía no habíamos encontrado ni una estúpida isla para poder dormir ahí, mis cervicales estaban a punto de terminar conmigo si no tenía una cama decente para dormir, echaba de menos mi camarote del Merry. Además, la comida estaba a punto de terminarse y es que sólo quedaban un par de latas, que eran insuficientes para toda la cantidad de comida que comíamos habitualmente Ace y yo, por lo que era necesario encontrar una isla cuanto antes.

Estiré mis brazos y me fijé en el barco que se acercaba. Una jolly roger negra con una nariz roja de payaso, tenía la sensación de que había visto esa bandera en algún otro sitio...

—No conozco la bandera, entonces no sé si son peligrosos —dijo el chico mientras jugueteaba con el cuchillo que siempre llevaba en su cinturón—. ¿Princesa? ¿Estás bien?

—Sí, sí —comenté distraída sin retirar la vista del jolly roger—. Es que me suena mucho esa bandera...

—Bueno, podemos averiguarlo ahora.

Ace alzó una de sus cejas y acercó nuestro transporte a aquel barco. Se notaba que el chico era un pirata experimentado, se acercó con máximo sigilo y sabía como asediar un barco sin levantar sospechas. Lanzó un cabo, que se enganchó en uno de los salientes que tenía por fuera y lo amarró a la embarcación para que no se perdiese por culpa del mar.

Nos agarramos con fuerza a la barandilla del barco y nos quedamos observando lo que estaba pasando en aquella cubierta. Parecía una especie de circo y joder, ¿por qué me resultaba tan familiar? Había un león blanco, y dos hombres que hablaban distraídamente, el resto de la tripulación estaba preparando un banquete para muchísima gente.

—Todo tiene una pinta increíble —chisté mientras se me hacía la boca agua.

—¿Algún plan, mi capitana? —preguntó Ace con picardía.

—Entrar y comer, no me pidas ser estratega ahora que me están rugiendo las tripas.

Ace me robó un beso y sonrió contra mis labios, antes de tensar sus brazos e impulsarse hasta la cubierta. Seguí sus pasos y nos escabullimos hacia la popa del barco, que es donde se encontraban aquellas mesas con comida. 

Como si estuviésemos en un restaurante o en la misma casa de Dadán, nos sentamos en el suelo y empezamos a comer, mirando como los dos hombres de antes hacian aspavientos con sus brazos.

DELICATE; portgas d. aceWhere stories live. Discover now