CAPITULO 6

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                          CAPITULO 6

                        Se lo que eres

—Se avecina una gran tormenta, debemos ir al palacio— sugirió Hansel poniéndose de pie.

—Oh, pero yo quería seguir jugando— suelto haciendo un puchero algo decepcionada.

—Lo haremos la próxima vez que vengas— dice, pero no me muestro convencida. El cielo se muestra gris y escuchamos un fuerte estruendo, probablemente un trueno. Atemorizada me pongo de pie rápidamente, Hansel nota mi miedo y me abraza, lo abrazo de vuelta y acomodo mi cabeza en sobre su pequeño hombro—No temas. Prometo que cuando vuelvas la tormenta se habrá ido y podremos seguir jugando juntos, ¿está bien?

Levanto la mirada, y me encuentro con la suya. Me regala una sonrisa y sonrió sin despegar los labios. Nos separamos y él toma mi mano. Corremos en medio del enorme campo de flores hacia el palacio. Hansel toma la delantera sin soltar mi mano, seguimos corriendo y riendo a la vez, el bromea y me llama lenta, no le doy importancia porque el lleva mi mano y por más fuerte que sea la tormenta él no me suelta. De repente la mano de Hansel se desvanece, todo él se desvanece, voltea a verme asustado, le ruego que no me deje, pero...el desaparece. Todo a mi alrededor se torna oscuro, el campo de flores se vuelve un lugar tenebroso, de árboles secos, tierra gris y reseca, el cielo se torna rojizo y gris. Entro en desesperación, llamo y grito desesperado a Hansel, pero él no responde. Todo acaba cuando un rayo cae del cielo sobre mí.

—¡HANSEL! — digo en un grito desesperado y vuelvo en mí misma, sentándome sobre la cama.

Mi pecho sube y baja de manera rápida. Noto mi respiración agitada al instante que subo una mano a mi nuca y siento que estoy bañada en sudor.

—¿Lo ves una vez y ya sueñas con él? — la voz de Cheng Cheng hace que me calme un poco, pero la forma en la que me mira me dice que se avecina un buen sermón. Esta sentado sobre la cama, y su cola sube y baja con impaciencia a un costado.

—Ni yo misma me explico el porqué. Solíamos ser amigos de niños, pero eso fue hace muchos años...

—Oh, ya veo. Tus sentimientos se removieron y tus hormonas humanas alborotosas, se volvieron locas al verlo, pero te recuerdo que el amor solo te vuelve débil. No puedes darte el lujo de dejarte llevar por las polillas consume energía que puedan estar alborotadas dentro de tu estómago.

Casi ofendida, con la respiración más apaciguada lo mire y le conteste algo molesta:

—¿De que estas hablando? Ni siquiera sabes lo que soñe...

—Con saber que el estaba en el sueño me basta— contesto con simpleza. Avanzo unos cuantos pasos hasta subir a mi regazo — Lena, sabes que no puedes confiar en nadie, no importa lo que hayas soñado, no debes permitir que el entre en tus sueños, en tus asuntos y mucho menos en tu vida.

Lo observé por unos instantes, y me perdí en sus pequeños posos verdosos, sombríos, penetrantes y escalofriantes.

—Mi yo de cinco años es la que guarda su recuerdo. Y para tu tranquilidad mi yo actual solo puede pensar en una cosa, y eso es el elemento luz— conteste con firmeza, porque así era. Hansel pudo haber removido algunos recuerdos de mi niñez, pero no puede interferir en mi vida actual, no porque a Cheng Cheng no le parece, sino porque si el interviniera empezaría a dudar de todo esto y probablemente terminaría rindiéndome.

—Bien, espero que sepas lo que has dicho...porque las cosas no pintan muy bien que digamos— se movió atravesando la cama, y subió a una reposadera de las ventanas. Lo seguí y me senté en la otra esquina, apoye mi frente en el cristal de la ventana e inevitablemente pose mi mirada en la lejana frontera.

Sunland ¿Una princesa de la realeza?Where stories live. Discover now