Capítulo 10: Heridas

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El grupo de ángeles la había encontrado, corría tan rápido como sus delgadas y largas piernas le permitían, la sombra de los ángeles estaba sobre ella. No había sido capaz de mantenerse oculta durante mucho tiempo, por más que lo había intentado, la corte celestial la encontró y existía mejor opción que huir. Gritaba el nombre de su amigo con fuerza, tratando de llamar su atención para poder regresar a casa a salvo. Ahora sabía que el cielo era despiadado y cruel, que él y Angel corrían peligro.

Finalmente fue rodeada. Jamás creyó que moriría, mucho menos a manos de seres celestiales que su padre le aseguró que eran bondadosos y procuraban mantener la paz y el bien en el universo. No pudo tolerar que se hablara mal de su padre, un ser tan puro como el agua cristalina, menos aún por aquellos seres a los que Lucifer siempre respetó.

Sera apareció entre los ángeles. La persecución había llamado la atención de las almas humanas que habían ascendido al cielo después de perecer. Miraban intrigadas y genuinamente sorprendidas. La serafín peinó su cabello e inhaló profundamente.

—Esta demonio vil se ha colado al cielo —dijo ella—, pero tenemos la situación bajo control. Ella regresará a su reino —anunció Sera para mantener la paz en el cielo.

¿Colarse? Aquella mentira tan descarada hizo que Charlie se endureciera. Trató de controlar su ira para evitar más problemas, pues su enojo fue lo que la metió en este aprieto en primer lugar.

—Déjame buscar a Angel y nos iremos sin hacer más escándalo —murmuró Charlie.

Sin embargo, dos de los cuatro ángeles que la seguían la tomaron por los brazos con brusquedad.

—Tus insultos serán castigados como corresponde.

Caminaba por los largos y hermosos pasillos del cielo, apreciando el lugar y respirando profundamente para poder calmarse. Su plan era caminar un poco para relajarse y dejar de llorar, llegar a aquella habitación ya calmado y así evitar que Charlie se preocupara más de lo necesario.

🕷*

Un par de mujeres hablaban entre sí. Paró oreja cuando escuchó que una demonio se había colado en el cielo y la líder de los serafines la había detenido. ¿Siquiera eso era posible? A menos que se refirieran a... pero no, eso era tonto, él y Charlie tenían permiso de estar ahí. Eran visitantes, como turistas.

Erraba sereno cuando dos ángeles altos y fornidos le detuvieron el paso. Los observó a ambos antes de que estos lo sujetaran por sus dos brazos. Frunció el ceño con confusión y molestia ante esto.

Oh, mierda... ya entendió.

Quisieron llevarlo a la fuerza, pero no iría a ningún lado con ellos si no veía a Charlie antes, así que se resistió, intentando liberarse del agarre de ambos ángeles sexys. Violentamente lo jalaron.

—¡Suéltame, déjenme ir! —chilló pataleando—. ¡No estaba haciendo nada!

La escena llamó la atención de todo el mundo. ¡Genial, ahora seguramente pensaban que era un criminal!

—Cállate, pecador inmundo —masculló uno de los ángeles—. Tú y la hija de Lucifer pasarán una noche en el reformatorio.

—¿Qué? ¡No! ¿Dónde está Charlie? —gritó pataleando. Se alteró al no recibir respuesta—. ¿Le hicieron algo? ¡Díganme que ella está bien!

Pisó uno de los pies del ángel más alto, haciendo que este soltara un alarido de dolor y lo soltara. Se liberó del agarre del otro y corrió.

—¡Charlie, Charlie! —gritó, llamándola.

Sus largas y delgadas piernas bien trabajadas le permitieron huir con facilidad de los ángeles veloces que lo seguían. Volteó a verlos y se burló de ellos. Incluso con sus majestuosas alas no eran capaces de alcanzarlo. Saltaba sobre las bardas que encontraba y esquivaba hábilmente a las personas que se le atravesaban. Comenzaba a sudar y su corazón latía con fuerza atroz. Buscaba a Charlie por todos lados o un lugar donde esconderse, pero nada, el tiempo que tenía era corto pues los ángeles lo estaban alcanzando.

Ángeles Caídos|| Hazbin HotelWhere stories live. Discover now