005. Nuevo y Viejo

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—¡Salud!—. Exclamamos emocionados al chocar nuestros tarros de cerveza.

Al fin habíamos regresado a casa después de una gran victoria en Dubai. El bar estaba lleno, la comida seguía llegando a nuestra larga mesa y los tarros parecían no tener fondo. El equipo entero del Gym Black estaba reunido para celebrar la aplastante victoria de nuestro terrorífico campeón. El aire estaba lleno de risas, pláticas amenas y música popular. Sukuna estaba a la cabeza de la mesa, observando a todos como el rey que es mientras tomaba agua prudentemente.

—¡Vamos, tomate una conmigo!—. Le pedí con una sonrisa por los efectos del alcohol. Me había tomado dos tarros y ya comenzaba a notarse.

—No. ¿Sabes cuántas calorías tiene eso?—. Me rechazó completamente.

—Acabas de ganar una pelea de campeonato, estoy segura de que te puedes permitir una cervecita—. Trate de convencerlo de que se relajara un poco.

Había pocas cosas que sabía acerca de él en el poco tiempo que he sido su entrenadora. Sukuna era gruñón, malhablado y un idiota en toda la definición de la palabra, pero su característica más fuerte es que es ridículamente disciplinado. Era un maldito ninja con una fortaleza mental increíble. Había invitado a todo el equipo a comer hamburguesas, alitas, nachos y a ahogarse en cerveza, mientras que él solo tomaba agua simple y se comía un burrito vegetariano. Era un magnífico atleta, pero debía aprender a relajarse de vez en cuando.

—Eso significa que debo seguir manteniendo el título, no puedo perder la concentración—. Contestó sin prestarme mucha atención. De seguro había notado mi embriaguez.

—Por eso estás tan amargado, siempre te la pasas pensando en ser el campeón y pelear. Está bien disfrutar de la vida de vez en cuando—. Intente de nuevo.

—Tú disfrutaste de la vida y mira como terminaste—. Expuso mientras golpeaba el vaso de agua contra la mesa para recalcar su punto.

Mi cuerpo se alejó de él ante el estruendo. Todos nos voltearon a ver para saber de qué se trataba, pero al ver que solo era otra rabieta de Sukuna, volvieron a lo suyo. Mi mano se fue directo a mi cuello. Evite su mirada y me resigne a seguir tomando mi bebida.

—Lo dices como si fuera algo malo—. Balbuceé antes de tomar mi cerveza.

—No me interesa convertirme en entrenador. Me rehusó a serlo—. Espeto Sukuna molesto.

—No podrías ser un entrenador aunque lo intentaras—. Alguien me defendió sorpresivamente.

Me di la vuelta y mis mejillas ardieron al instante. Era Choso. Está ahí parado como un ángel guardián con un aura oscura lista para defenderme de un demonio malhumorado. Me dedico una pequeña sonrisa cómplice que no pude evitar imitar.

—¡Qué bueno que viniste, hermano! Siéntate aquí—. Yuuji, quien estaba sentado a mi lado, ofreció su asiento.

—¿Quién mierda te invito?—. Sukuna preguntó, frunciendo el ceño.

—Yuuji lo hizo. Dijo que quería presentarme a alguien—. Contestó sin desviar la mirada de mí mientras se sentaba.

"Este chico solo sabe sorprenderme" pensé mientras lo escaneaba de pies a cabeza. Verlo de cerca era como ponerle atención a una pieza de arte contemporáneo, sencillo pero complicado a la vez. Tenía su largo cabello suelto y bien peinado. Su fleco rebelde en cortina caía perfectamente a los lados de sus ojos, enmarcándolos a la perfección. Se notaba que era hermano de Sukuna por sus afiladas facciones y cejas perfiladas. Podía imaginarlo molesto sin necesidad de experimentarlo.

—Bueno, es todo tuyo. Iré a beber con Megumi—. Yuuji se despidió después de presentarnos nuevamente para ir a beber con su amigo, quien estaba bebiendo solo al fondo del bar.

Jinx (Sukuna Ryomen x T/N)Where stories live. Discover now