006. En Mis Manos

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Aún recuerdo el terrible día que conocí a Naoya Zenin. Hace seis años, mi primer entrenador me dijo que debía expandir mis horizontes si quería alcanzar mi verdadero potencial, por lo que me mando al gimnasio más importante de jiujitsu del país. Esto fue antes de que existiera el Team Black Gym. El dojo de los Zenin era un hermoso templo a las afueras de la tradicional Kyoto. Había varios jardines zen satisfactorios, altos tallos de bambú y pequeños estanques con hermosos peces koi. Me sentía sucia al pisar un lugar tan puro y sagrado.

Me adentré al dojo tímidamente. Me había quitado los zapatos para pisar el tatami sin ensuciarlo. El lugar estaba repleto de peleadores entrenando el mismo movimiento a la vez a la cuenta de un viejo hombre que analizaba a cada uno de ellos. Las paredes estaban decoradas con armas de exhibición, pergaminos con caligrafías, banderas y símbolos de las artes marciales. El maestro dio inicio a un descanso en cuanto me vio.

—Bienvenida, tú debes ser la alumna que Geto mando—. Dijo mientras sus ojos analizaban mi físico sin descaro.

En ese entonces no tenía tanto músculo y se notaba a leguas que era una principiante a comparación de ellos. Apenas tenía dos años que había comenzado a entrenar jiujitsu de forma seria. Estaba segura de que él pensaba que era una chica escuálida e inocente.

—Gracias por dejarme entrar a su dojo. Le prometo que me esforzaré al máximo—. Dije junto a una reverencia amable.

—Aún no eres parte de este dojo—. Me corrigió. —Debo ponerte aprueba para saber si realmente perteneces aquí—. Explico son serenidad.

Apreté nerviosa la correa de la mochila que cruzaba mi cuerpo. Estaba acostumbrada a enfrentarme en competencias nacionales, pero esto era diferente. Tendría que enfrentarme a alguien de la familia Zenin, alguien que probablemente haya practicado artes marciales desde que nació. Alguien que me llevaba años luz de ventaja.

El maestro llamó a un chico rubio con las puntas negras, era más alto y musculoso que yo. Un chico muy atractivo, pero eso no importaba ahora. ¿Debía enfrentarme a un hombre? Solo me había enfrentado contra mujeres, ¿realmente podía ganarle? En ese caso, debía lucirme para no decepcionar a Geto.

—Te presento a mi hijo, Naoya. Si lo vences, puedes quedarte—. Explico el hombre sin más antes de irse a sentar sobre un pequeño cojín que estaba sobre un escalón al fondo.

—¿Nerviosa?—. Me pregunto Naoya mientras nos estirábamos el uno frente a él otro para comenzar el combate.

—Nunca me he enfrentado a un hombre—. Confesé.

—Descuida, no seré tan brusco contigo—. Me dijo con una sonrisa.

—¡Naoya! ¡Ese comportamiento es inaceptable!—. Le exclamo Naobito molesto.

—Lo siento, es que no le puedo hacer daño a una chica tan linda—. Naoya me sonrió cálidamente.

Creo que era la primera vez que sentía a mi corazón alterándose por un chico. Eso solo me puso aún más nerviosa. No solo me enfrenta por primera vez a un chico, sería la primera vez que me enfrentaría a un chico que me gusta. Hasta ahora él solo ha sido amable y cálido hacia mí. Ojalá así hubiera sido siempre.

—Por favor, da lo mejor de ti. Haz que me esfuerce—. Le pedí amablemente.

—Me gusta tu actitud—. Me halago. No pude evitar sonrojarme ante eso.

Después de que Naobito anunciara el inicio del combate, Naoya fue directo a mis costillas con una patada. Era extremadamente ágil y veloz. Apenas pude esquivarla a tiempo. Sabía que esto no sería cualquier cosa. Toda la confianza se desvaneció en mí con cada golpe que hacían mis pies retroceder por instinto. Era rápida, pero no lo suficiente para esquivar todos los golpes.

Jinx (Sukuna Ryomen x T/N)Where stories live. Discover now