Capítulo 6

3 1 0
                                    

Guerra tonta, pero divertida, la verdad

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Guerra tonta, pero divertida, la verdad... No quiero acabar con ella, me hace sentir viva, querer a alguien muerto, lo sé es tonto, pero hace demasiado no había sentido todo esto...

Mi vida empezó a ser muy monótona desde que me separé de mi anterior pareja, del trabajo a casa y de casa al trabajo, siempre pensando en mi trabajo y nada más.

Ahora vivo en constante miedo, con una adrenalina pura de llegar al momento en el que voy a saber qué pasará, creí que no me había descubierto, pero es más inteligente de lo que parece...

—¡Juno! ¡Deja de esconderte, sé que estás aquí! —Mierda...

—Lorenzo... Juro que no me escondo, nosotros ya dejamos lo nuestro —¿Recuerdan que les mencioné a mi ex? Bueno, está aquí frente a mí.

—Juno... Amor mío, tú siempre serás mía.

—No, no es así Lorenzo, ya terminamos tú y yo no tenemos nada —Él se acercó a mí y me tomó del cuello para ahorcarme, tanta era la fuerza que usaba que mi cuello empezó a ponerse rojo.

No podía respirar... El aire me faltaba, necesitaba aire, necesitaba tomarlo, pero él me lo impedía...

—Rétame de nuevo, Juno, eres una maldita perra... Disfrutabas tanto cuando lo hacíamos juntos —Las lágrimas me inundaron los ojos y comencé a llorar—. Llora zorra... Sabes que eso me prende, eres mía maldita sea y nada cambiará eso...

Empezó a besarme con intensidad, obviamente yo me negaba, tenía los labios como una línea fina mientras él movía los suyos.

Me puso sobre el mostrador de mi negocio y empezó a hacer y deshacer conmigo como quería.

Empezó a tocarme por todo lado, dejando marcas por cada lugar que sus dedos pasaban, me tenía atada allí, amarrada completamente.

Este hombre es un monstruo... No es el chico del que yo me enamoré y ahora es mi perdición.

Odio a los hombres por su culpa, odio el amor por su culpa, dejé de ser yo por su culpa, todo es su culpa y ahora no puedo hacer nada más que llorar y pedir compasión.

La peor parte es que eso lo prende aún más, sentir cómo me penetraba, sentir cada centímetro dentro de mí, me hacía sentir asquerosa...

—Quiero que gimas, hazlo por mí.

—¡Nunca! —La primera cachetada de la tarde llegó... Tras de eso un sonido sordo, no supe qué más pasó y ese es mi mayor dolor.

El morado no se iba y ya empezaba a preocuparme, han pasado unos días desde que ese suceso ocurrió y las cosas no mejoran, es más, empeoran.

Él no me dejaba en paz y por eso nada en estos momentos podía hacerme feliz, me siento una persona vulnerable...

Me siento como cuando vivía junto a él y no podía hacer lo que me hacía feliz.

Todo con la maldita excusa de que soy su esposa y tengo que vivir solo por y para él.

¿La peor parte? Todo el mundo estaba de su lado, todos creían que yo era una loca, psicópata, maniática y muchas otras cosas.

Algunos incluso pensaban que había sido una infidelidad de mi parte y por eso se comportaba de esa manera.

Trataba de ocultar con maquillaje cada cosa que él me hacía para que nadie se diera cuenta, pero no funcionaba.

Toda la gente que venía lo veía y agradecía que nadie cercano a mí haya venido aún porque si fuera así... Mi preocupación sería mayor y el dolor sería insoportable.

Llorar por esto me tiene cansada, deseo afrontarlo y decirle sus verdades a la cara, he mejorado un montón, ahora no le tengo miedo a nadie ni a nada, pero en cuanto lo tengo cara a cara a mí el terror llega de nuevo...

Quedo indefensa como un pequeño corderito...

Ojos de fuego Donde viven las historias. Descúbrelo ahora