Ojos de fuego

Capítulo 16

Mi floristería ya no inspira amor, ahora es odio puro, trato de sonreírles a todos, pero se me hace difícil, intento hacerlo lo mejor que puedo, pero no lo logro...

No esperaba ningún cliente hoy, menos cuando claramente el letrero de cerrado está puesto.

Sin embargo, alguien entró como si nada.

—¿Juno? —Esa voz... Esa era su voz, la voz del maldito idiota que me tiene mal.

—¿Qué mierda haces aquí?

—Luces igual de hermosa que ese día en el evento... La última vez que te vi... —Pasó un mes desde ese día... El día de mi tortura, el día que marcó un antes y un después en mi vida... No esperaba ese comentario, no sabía cómo reaccionar ni qué hacer, no lo había visto en todo este tiempo, ¿Qué se supone que haga?

—A tu novia no le gustará cuando se entere.

—Ya quisiera Cassandra ser mi novia.

—La besaste.

—Le estaba pagando.

—¡Mientes!

—¿Quieres que te demuestre que todo lo que digo es cierto?

—No lo lograrás —Él calló mis palabras con el beso más intenso que podía darme, no quería, pero mi cuerpo reaccionó demasiado rápido devolviéndole el beso.

—Extrañaba tanto esos labios...

—Cállate imbécil —Seguimos besándonos y él solito se abrió paso entre las flores y me dejó sobre el mostrador de mi tienda, me abrió las piernas y se posicionó entre ellas sin parar de besarme.

—Me sigues deseando tanto como yo a ti.

—Yo te detesto.

—Tu cuerpo no dice lo mismo.

El beso empezó a intensificarse y mutuamente empezamos a pasar nuestras manos por el cuerpo del otro con una intensidad infinita que ambos amábamos.

Lo odiaba, pero mi cuerpo lo deseaba.

El beso se subía de tono cada vez más y más, lo necesitaba dentro de mí, necesitaba sentirlo, quería sentirlo...

Estas sensaciones no me habían pasado con nadie jamás.

—Te odio tanto...

—Yo también te amo, ojos de Fuego.

Seguimos besándonos, él empezó a desnudarme con lentitud, disfrutaba de cada toque, aumentaba la velocidad lentamente y me volvía loca como siempre.

En cuanto tuve la oportunidad lo desnudé a él y toqué el botón debajo el mostrador para cerrar la tienda por completo y ponerla de manera sexual.

—Pervertida como siempre.

—Te demoraste en volver.

—Me deseas.

—Te detesto.

—Admítelo carajo —Puso una de sus manos alrededor de mi cuello y ejerció presión levemente.

—Te deseo como no he deseado a nadie nunca...

Mis bragas no aguantaban lo húmeda que estaba, tan lista para él, tan gustosa de sentirlo y más porque esta vez él está en un lugar que es completamente mío, es mi lugar y esta tarde él también lo es...

Decido dejarme llevar por el deseo sexual y disfrutar de este momento juntos...

Él llega hasta mi intimidad y empieza a tocarme por encima de las bragas, mis gemidos se escapan de mi boca instantáneamente, él sabe cómo provocarme, sabe cómo jugar conmigo, me conoce, conoce mi cuerpo y eso me encanta...

—Extrañaré esto cuando me vaya...

—¿A qué mierda te refieres, Donovan? —Todo indicio de placer se desapareció en ese mismísimo instante.

—La próxima semana empiezan las carreras... No sé lo que haré sin ti junto a mí, Juno.

—¿Dónde empiezas?

—México, me voy hoy... Esta noche.

—Vete de aquí, ahora mismo.

Él solo votó una respiración profunda y se alejó mientras yo desbloqueaba la puerta, las lágrimas empezaron a correr por mis ojos como nunca...

Siento que ahora sí me dejó en dos... Me rompió y me usó cómo deseaba.

No es posible que el dolor sea tanto como el de ahora... ¿Así se siente un corazón roto?

No es su culpa, pero mierda... Si tan solo las circunstancias hubieran sido distintas.

Lo amo y odio amarlo,

Lo detesto y odio hacerlo,

Porque él tomó mi mundo y lo armó cómo deseó.

Pero ahora lo desarma sin corazón...

Y por eso hoy decido decirle adiós definitivamente.