Capítulo 11

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Verla así

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Verla así... En lencería, me calentó en segundos...

Luego de escuchar sus gemidos y verla dándose placer sentí la necesidad de ser yo quien la tocara e hiciera desastres con ella...

Le di ese peluche con cámara a mi hermana para proteger a Juno, pero lo que no sabía era que iba a ver un momento como ese...

Al terminar nuestra conversación empecé a besar sus labios con necesidad y deseo... Y mierda se acopla tan fácil...

No sé si conseguiré sacármela de la cabeza, siento que me obsesionaré con todo lo que hoy está sucediendo...

Nuestros labios no se han despegado en un solo segundo, cierro la puerta de la casa y la tomo en brazos colocando sus piernas alrededor de mi cadera.

Así nos guio a ambos hacia la habitación de ella.

Con cada beso y cada caricia la intensidad aumenta más y más y yo estoy dispuesto a seguir aumentándola.

Al llegar a su habitación la dejo sobre la cama y me abro espacio entre sus piernas para seguirla besando.

Empiezo un camino de besos desde sus labios hasta su pecho, el hecho que solo use lencería me llena de aún más excitación.

Ella me necesita tanto como yo a ella...

Necesito probarla y eso haré.

Con una maniobra quito su brasier y ataco sus pechos...

Los gemidos de ella no se hacen esperar y llenan toda la habitación, la cual puede pintarse de rojo con la cantidad de Lujuria que nos rodea a ambos.

Mi bulto crece rápidamente, siento que va a estallar en cualquier momento.

Mierda... Nunca había deseado tanto a nadie como la deseaba a ella y su fuego.

Sus gemidos aumentaron en cuanto puse mi rodilla directamente en su intimidad y escucharla así ya me estaba llevando a la locura.

Me deshice de mi ropa y le quité su panty...

Me di unos segundos para apreciar la belleza que tenía al frente, desnuda lucía como una maldita diosa.

Pero, todo esto es de una sola noche.

—Eres como una diosa del maldito infierno, tan caliente y tan hermosa...

—Tú no te quedas atrás... —La excitación de ambos se notaba en nuestras voces...

Por lo que hice lo que tanto deseaba, empecé a penetrarla con lentitud para no dañarla, pero lentamente empecé a aumentar la velocidad.

Sus gemidos combinados con los míos era lo que se escuchaba por toda la habitación.

Estaba tan apretada y a la vez tan mojada... Tan lista para mí que... Mierda... Creo que me obsesionaré...

La velocidad llegó al límite y empecé a hacer mis movimientos de cadera lo más rápido y lo más fuerte que podía...

Ella cada segundo apretaba aún más...

—Mírate... Te gusta esto, te gusta que te folle con todas mis fuerzas...

—Sí... No pares...

—Gime mi nombre y no paro... —Siendo sincero creí que no lo haría, creí que iba a dejar que su ego y orgullo le ganaran...

—Donovan... No pares, por favor.... —Pero, ella es una buena sumisa y cumple lo que desees.

Así que merece una recompensa y esa será no reducir mis movimientos y seguir así hasta que esté satisfecha por completo...

El tiempo pasaba y yo seguía haciendo lo mismo preso del placer.

Ni sus gemidos ni los míos cesaban y eso me llenaba de más y más excitación.

Mi pene empezó a palpitar deseoso de llegar al límite del placer, pero no... Tengo que lograr que ella lo haga primero...

Y así fue... Ella llegó a su límite por completo llenándome de sus fluidos...

La excitación del momento hizo que quisiera dejar mis fluidos dentro de ella, pero no podía.

—Arrodíllate y usa esa boquita para limpiarme, hazlo para mí...

Y lo hizo, sin dudar ni un solo segundo, se arrodilló y empezó a utilizar su boca como toda una profesional, haciéndome llegar a mi límite nuevamente con rapidez...

Ojos de fuego Where stories live. Discover now