Capítulo 9

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—Entienda por favor señor

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—Entienda por favor señor... Necesita descansar, perdió demasiada sangre, relájese —Fueron las palabras del doctor en cuanto llegué al hospital, estaba gritándole a todo aquel que se me atravesara, Juno estaba en peligro y yo debo salvarla.

—¿Está usted seguro que nunca la vio mal? —Interviene otro médico el cuál no sé cuánto tiempo lleva ahí.

—Se los juro, ella salió corriendo del lugar, inclusive estaba tal cual como la vieron, su ropa estaba rasgada por completo... Y yo sé quién le hizo eso, tengo las pruebas suficientes para que él termine en la cárcel.

—¿Está diciendo usted que todo esto fue violación?

—¿Qué más fue? La sangre perdida de su zona íntima, los arañazos a muerte por todo su cuerpo, los moretones, las marcas de asfixia en su cuello, ¿Cree que eso es normal?

—Pues no, pero uno nunca sabe...

—El hombre que le hizo todo eso fue Lorenzo Montessori... Su ex esposo —Interviene mi hermanita con lágrimas en sus ojos, su maquillaje está hecho un desastre y su cabello igual, se ve que tiene su tic ansioso activado —Pasarse las manos por el cabello constantemente—.

—Imposible, él no sería capaz de hacerle nada a nadie es intachable.

—Tenemos pruebas de video con audio, si no nos cree a nosotros deberá de hacerlo con los videos.

—Eso lo verán después con la policía, por el momento nosotros nos encargaremos de estabilizar a la chica.

—Juno, su nombre es Juno.

—Está bien... A Juno.

Las horas pasaban y yo sentía que iban a la velocidad de una maldita Tortuga... Me sentía inútil, sentía que no podía hacer nada...

Quería llorar, sentía que la perdía frente a mis ojos y no fue por mí.

En ningún momento llegué a imaginar esta situación en la que mi corazón se viera comprometido con esta chica.

¡Hice de todo! ¡Esto no es justo! Maldita sea... Merezco estar con ella ahora, cuidándola de ese psicópata acosador...

El saber que no pude protegerla me tiene mal, me tiene destrozado, siento mi corazón romperse.

Mierda si tan solo hubiera llegado antes... Quería romperle la cara a ese... No merece ni siquiera ser insultado, no la merece a ella ni nada de lo que le está pasando.

Empecé a correr detrás de ella, pero fue más rápida que yo... En cierto punto la perdí de vista y no supe nada más de ella hasta que mi hermana me llamó diciendo que viniera al hospital rápido.

Deseo verla... Necesito verla...

Mi hermana me contó toda su historia y carajo ¡Ahora todo tiene sentido! Todo el maldito mundo estaba del lado de ese imbécil.

Ella estaba sola, sola luego de sufrir tanto...

Es una infinita desesperación, sabía que un imbécil la estaba lastimando...

Ella tenía miedo, ¡La chica de ojos de fuego le tenía miedo!

No esperaba su reacción, ese grito... Maldita sea...

Cada segundo desde que vi ese fuego de nuevo en ella me llenó plenamente.

Ella es eso, ella es fuego... Lo es y ya sé por qué lo es, porque ese maldito imbécil lo provocó.

Provocó que su lado dulce se fuera por completo.

Haría lo que fuera por cuidarla para siempre, darle ese amor y ese cariño que tanto merece...

Sé que me odia y yo me odio a mí mismo por eso...

Estoy tan confundido... Pero, lo más probable es que quiera cuidarla de otros para ser yo mismo el que la destruya... ¿O no?

Estoy seguro que ese fuego, esa confianza llenaría a cualquiera, pero ahora quiero conocer a esa chica detrás del dolor...

Esa pequeña Juno que ama el amor y ama amar tanto como se ama a ella misma...

Quiero verla para protegerla y cuidarla como ese idiota no lo hizo jamás...

Mi mente está hecha pedazos, estoy sobre pensando, llevo sobre pensando desde que llegué aquí.

No me permitiría perderla, no ahora...

—¿Familiares de Juno Martini? —Me puse de pie al instante, en cuanto la enfermera habló—. ¿Qué clase de relación tiene con la joven? —Mierda, debía mentir...

—Soy su novio —No sé por qué, pero se sintió gratificante decir que era el novio de Juno... Estoy volviéndome loco, sí, es eso.

—Perfecto señor, la chica está estable, ya puede pasar a verla —Mi mirada se iluminó en ese instante... Estaba bien ¡Estaba estable!

Seguí todos los parámetros para poder entrar a verla, mi hermana y Darek se fueron hace un rato ya...

Es muy tarde en la noche así que le pedí a él que se la llevara, ellos dos en una casa solos es una mala idea... Pero, mi hermana debía descansar.

—Ojos de fuego...

—¿Qué haces aquí? —Trató de ponerse de pie, pero el dolor no la dejó, yo me acerqué a ella y me coloqué a su lado.

—Me tenías tan preocupado... —No sé por qué, pero me acerqué tanto a tal punto que mis labios estaban en su frente, me alejé y le sonreí con simpatía.

—Ya no importa... Necesito compañía, ¿Quieres acostarte conmigo?

—¿Lo dices en serio?

—Tan en serio como que mi nombre es Juno Martini —Reí y me acosté junto a ella para darle mimos en su cabello mientras ella estaba en mi pecho y así ambos nos dormimos juntos en la cama de un hospital.

Ojos de fuego Where stories live. Discover now