❱ Capitulo 3: Ángel

65 13 11
                                    

CHESSTALE

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

CHESSTALE

Los mortales son seres complejamente simples. Su vida es efímera y poco interesante, su historia era como ver una comedia con un argumento que se repetía en cada temporada y que cambiaba a los personajes principales; sus razones de existencia, por lo usual, eran ridículas. Para los inmortales, que nunca vivirían como los mortales, lo era.

Para Reaper, lo era.

El Dios de la Muerte no solo era uno de los grandes temores de aquellos despreciables seres que lo habían condenado a una eternidad con ellos, ni solo era aquel que traía la desgracia y la pena, el pesar y la pérdida; o aquel encargado de hacer insufrible la vida de muchos mortales. Místico y poderoso, alabado en el pasado, glorificado, santificado; odiado y casi olvidado en el devastador presente. Reaper era el terror de la humanidad, capaz de llevar a fin a civilizaciones enteras con una mirada, perseguirlos, condenarlos, juzgar el destino que las estrellas habían planificado para lo que, a sus ojos, no eran más que escurridizas y pequeñas hormigas. Así como él, para las almas mortales, era su aterrador o tan esperado fin, ellos eran la razón de su triste y solitaria existencia.

Las hojas crujiendo bajo sus descalzos pies, el graznido de uno de sus preciados cuervos indicando que otra alma llegaría a sus pies, sin inmutarse del griterío y la agonía que lo rodeaba, desconociendo del si era real o era producto de su trastornada mente. Cualquier desafortunado que se le cruzara a él o a una de sus mascotas tendría la desgracia de tener un trágico y doloroso final, digno de los pecados que habría cometido en vida, siendo cómplice y víctima de su juez en el más allá. Un día más no era nada para él, tampoco lo era un alma.

Cada uno de sus bellos cuervos, que volaban con total libertad a sus alrededores, era un informante; un portador de la muerte, un simple aviso del futuro próximo del que se los cruzara. Bellos y azabaches, el único fragmento de vida que podía apreciar con su tacto, ya que eran un fragmento de él. Una simple manera de conservar su metafórica omnipresencia ante los inmortales que agonizaban del solo tener un vistazo de la mítica guadaña que podría acabar con un legado completo. La sagrada muerte no era un algo, ni un quién; simplemente estaba, y existía. Las etiquetas mortales, para Reaper, no eran más que algo mundano e inane para su difícil gusto; más no era inusual verlo como un esqueleto con túnica caminando sin aparente rumbo, o como un lindo cuervo. A veces como una divina figura humana, otras veces como una perfecta mujer que asemejaba a las hermosas ninfas de los antiguos cuentos... Los años y el poder le dejaban herramientas de las que solía abusar, quizá demasiado, pero a esas alturas de su vida ya ni siquiera importaba, porque él era el elegido.

Creado hace eones, su mera existencia como el fin de la humanidad era abrumadora, porque fue el más grande desafortunado. Creado con oscuridad, sabiduría y magia; la intención era crear a un ser similar a los descendientes de las estrellas, terminando en la perfecta y divina muerte, esencial para el equilibrio del multiverso, cómplice de sus torpes inicios y culpable de su sufrimiento y pesar. Reaper Death es el pobre inmortal nacido en los cielos que traería la muerte a los pecadores; el inocente más juzgado, o el culpable más libre. No había ser existente con más responsabilidad sobre sus hombros que él y su hermano, quiénes, para bien o para mal, estaban allí cuando el deber llamaba.

QUERIDO ANGEL 𝗜 BillReapWhere stories live. Discover now