❱ Capitulo 5: Juego

54 14 4
                                    

Bill habría sido, indiscutiblemente, la razón de que la humanidad sea como lo es; de manera que la historia y los logros mortales se repitieran, que los números fueran una expresión del universo, su curiosidad por conocer la razón detrás del todo,...

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Bill habría sido, indiscutiblemente, la razón de que la humanidad sea como lo es; de manera que la historia y los logros mortales se repitieran, que los números fueran una expresión del universo, su curiosidad por conocer la razón detrás del todo, su infinitamente caprichosa curiosidad, porque ya la había visto antes, en sus tiempos más primates y durante sus eras más frágiles; no se trataban de anomalías ni civilizaciones perfectamente pensantes, sino que era obra de él y de su influencia en el manipulable hombre que había ofrecido cielo, mar y tierra por llegar a lo más alto en el reino animal. Bill, el señor de los tratos, solía ser el pilar de todo el legado de la humanidad. Los mortales le debían su prosperidad a Bill.

Pero al ambicioso señor del caos no le importaba, porque él debía estar en lo más alto. Él quería asemejarse al universo, ser la manifestación de aquel. Era un soberano; autoproclamado rey del reino de las pesadillas, respetado por sus pares e inferiores, dueño y controlador del mismo tiempo gracias a una gran ambición que había terminado con el poderosísimo bebé tiempo. Si quisiera, podría acabarlo con todo el momento en el que le diera una rabieta y no quisiera hacer nada, pero eso sería aburrido, además de estúpido. Vivía el día a día, el futuro y el pasado por mero entretenimiento, porque en su vida no había lugar para otra cosa que no fuera su artístico caos y su figura como la eminencia que estaba destinada a ser; porque su camino parecía recién comenzar a apuntar a la luz de su ambiciosa meta. El pensamiento le hacía sonreír sin remedio, el buen humor lo dominaba cada vez que pensaba en el fruto de todos sus sacrificios, ya que era único merecedor de obtener el jugoso néctar de la victoria, que juraba y podía saborear.

A la lejanía, incapaz de leer su morbosa mente, Nightmare ladeaba la cabeza confundido al analizar a su asociado y su inusualmente elegante caminar con un escenario tan... iugh. Una gran sonrisa afilada decorando su rostro, sus manos realizando trucos con su bastón mientras hacía algunas de sus sofisticadas obras maestras, vertiendo sin pena ni pudor en una de las azules flores que embellecían el escenario sangre de un cualquiera, simulando un fertilizante; siguiendo con el invertir cada uno de los agujeros en la cara de un humanoide muñeco de nieve que, horrorizado, sufrió un infarto. Eran inocentes muestras de su magia ante sus afilados ojos, brillantes en alegría.

Ni siquiera habían comenzado oficialmente y Bill ya tenía el placer de deleitarse con gritos y súplicas, y a veces le hacía creer a Nightmare que nunca se había cruzado con un verdadero lunático hasta el día en el que lo invocó. Nota mental: No volver a dejar a Bill solo en un universo mientras buscaba al resto de cretinos. Todos o ninguno, porque no quería volver a ver un escenario tan repugnantemente morboso que ni siquiera podría disfrutar, ya que todo aquel que en algún momento sufrió, ya estaba bajo los pies del Cipher.

Las risas, maniacas como el esqueleto de las que provenían, llenan el lugar de gritos y un manto de miedo cubre el alma de todos los caídos. Lo único que satisface a Nightmare son los sobrevivientes que estaban aterrorizados en algún lugar cercano, escondidos.

QUERIDO ANGEL 𝗜 BillReapWhere stories live. Discover now