❱ Capítulo 6: Encuentro

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El ambiente se vuelve tenso una vez el silencio reina, ninguno de los presentes se atreve a hacer movimiento alguno en lugar del Dios de la muerte o del demonio del caos

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El ambiente se vuelve tenso una vez el silencio reina, ninguno de los presentes se atreve a hacer movimiento alguno en lugar del Dios de la muerte o del demonio del caos. Temían del atrevimiento del causante del desastre, quién se dirigía a la divinidad como nada más que un inferior al que no había razón por la cuál temer; una sonrisa, ancha y maliciosa, es prueba de ello. El viento sopla, el clima era más frío que el de otros universos, pero los únicos que parecían notar aquello eran los fieles seguidores del caos personificado, que parece tener la mirada perdida. No pueden leer su mente, pero sabían que buscaba en su cabeza el futuro del encuentro, el clímax y las posibilidades que tenía para salir victorioso y sin más contratiempos que le hicieran sentir acorralado.

Reaper, el único que no entendía lo que hacía al mirar a tantos puntos a la vez, se ve confundido, y ladea un poco su cabeza. La extraña sonrisa ajena se notaba perversa, pero también complaciente por algo que no terminaba de comprender; y, sabiendo que no llegaría a nada con conclusiones de algo que desconocía en su totalidad, prefiere no darle más atención de la necesaria, a lo que decide no perder más el tiempo. No con las almas gimiendo y haciendo zumbar sus inexistentes oídos, agotando su casi infinita paciencia. Ya comenzaba a rezarle a las estrellas, eternas espectadoras y creadoras de su penuria, que lo dejaran salir de allí pronto, que estuvieran por una, y solo una vez, del lado de su pereza.

Pero el destino tenía planes muy distintos a sus deseos.

Lentamente se ve rodeado de los extraños monstruos que acompañaban al de amarillos en un semicírculo, no perturbando su espacio personal, pero también limitando sus rutas de escape convencionales, prácticamente obligándolo a estar frente a frente a su otro yo, quién le da un vistazo de pies a cabeza.

"¿Este es el don nadie del que Nightmare estaba tan preocupado?", piensa el demonio hacia sus adentros, riendo por sus propias palabras.

Raro, es raro. Quizá raro se le hacía corto para lo que era, pero Reaper prefería dejarlo así. Juraba que podía sentir un recorrido de cosquillas en su columna cada vez que pensaba en lo que había detrás de esa morbosa e indescifrable sonrisa, trasmitiendo unas vibras tan extrañas que le hacían querer dar media vuelta y fingir que no sabía absolutamente nada de nada; pero eso no sería muy responsable de su parte.

... Y prefería evitar drama con los Dioses.

────Vaya, vaya, vaya. ────Rompe el silencio el de pupilas amarillentas y afiladas, abriendo sus brazos, y viéndose casi cálidamente acogedor.────¿Qué me da el honor de tener aquí al mismísimo Dios de la Muerte?

────... ────Un gesto juzgador es lo único que recibe, más una advertencia que nada; una advertencia de que Reaper no era uno de los manipulables mortales que se dejaría llevar por su extraña y repentina calidez, cubriendo su frívola naturaleza.────Bueno, no sé a quién más esperabas con lo que hiciste.

QUERIDO ANGEL 𝗜 BillReapWhere stories live. Discover now