La vida del inmortal es monótona y aburrida cuando está ligado a una responsabilidad tan grande como el traer la muerte a los mortales. Ni caprichoso ni soberbio, lo único que creía y le hacía falta era una simple pizca de entretenimiento, un algo o...
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──── HEY, IDIO—
... ¿?
Se suponía que su llegada sería escandalosa, fastuosa; después de unos pocos días sin verse, quería hacerle saber a Nightmare que era el día donde reanudarían sus planes, seguir el camino de la gloria. Dejar de lado sus grandes diferencias, arreglar sus problemas como los esqueletos que eran, y continuar con el largo camino que les quedaba, aún más ahora que tenían la gran ventaja de tener un universo donde nada, ni nadie, podría detenerlos... pero no estaba allí. Y era extraño.
En el Castillo, movió muebles, tiró lámparas, simuló buscar debajo de la alfombra solo para quemarla con su toque, y aún así Nightmare, su supuesto gran aliado, el que había pedido específicamente tenerlo detrás suyo cual escudero, no se atrevía a aparecerse. ¿Cobarde, quizás? Muy poco propio del monarca, pero Bill se regocijaba con el pensamiento. Aunque, hundirse en sus pensamientos no evitó que la impaciencia se apoderara de él, frustrándose de tener que buscarlo porque al muy estúpido se le había ocurrido irse sin aviso, un total inconsecuente. ¡¿Acaso no tenía empatía por aquellos que se veían limitados en cualquier otro universo no-conectado a la segunda dimensión?! ¡Nefasto! ¡Un nefasto compañero!
──── Psst, está aquí. ──── Escucha un susurro a la lejanía, girando su cabeza tan pronto como identifica el lugar del que proviene. Se trata de Dust, que lo miraba fijamente desde una esquina del gran pasillo, y trata de esconderse en la pared a su lado, pero es muy tarde. ¿A su lado? Horror, que junta sus manos y le empieza a rezar a Santa Claus. ──── Nos vio, nos vio.
──── ¿Quién nos vio? ──── Susurra una tercera voz. A un lado de Horror, se encuentra Bill, que les sonreía divertido, escondiéndose junto a ellos. El amigable gesto se desvanece una vez dan algunos pasos atrás para alejarse, y ahora finge tristeza. ──── ¿No estoy incluido en el juego? ¡Está bien! ──── Y cambia el semblante una vez más, jugando un poco con su bastón. ──── Yo me incluiré. ──── El ambiente se hace tétrico. Dust y Horror se miraron, y desearon haber seguido a su jefe cuando tuvieron oportunidad.
Mucho más cuando sintieron grandes uñas agarrarse a ellos, ¡Carajo!
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