3. Señora sincera.

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🌷Capítulo tres🌷
“Señora sincera”

•Jael Miller•

Me encuentro atrapado en una espiral descendente, una ola de oscuridad y desesperación que parece no tener fin. Las semanas pasan sin que apenas me dé cuenta, sumergido en mi habitación, donde las sombras son mis únicas compañeras y el humo del cigarrillo se convierte en mi refugio.

Los ensayos con la banda son apenas un destello de luz en medio de la neblina de mi mente. Eric, siempre tan optimista y lleno de vida, intenta animarme con palabras de aliento, pero su esfuerzo cae en oídos sordos al igual que las palabras de Lena o Alan. Me siento ajeno a todo, desconectado del mundo que me rodea, mientras me hundo más y más en el abismo de mi propia existencia.

Las drogas se convierten en mi única vía de escape, en la única forma de adormecer el dolor que me consume por dentro. Cada inhalación es un intento desesperado por encontrar un momento de paz en medio del caos que es mi vida. Me sumerjo en un torbellino de sensaciones fugaces, buscando desesperadamente algo que me haga sentir vivo, aunque sea por un instante.

Las paredes de mi habitación se cierran a mi alrededor, aprisionándome en un mundo de sombras y silencio. El tiempo se desvanece en un borrón difuso, y me veo atrapado en un ciclo interminable. ¿Cómo he llegado hasta aquí? ¿Cómo he perdido el control de mi propia existencia?

La respuesta se desvanece entre las sombras, dejándome solo con mis demonios internos y mis propios pensamientos oscuros. Sigo fumando, inhalando el humo con avidez, buscando desesperadamente una salida de este laberinto sin fin. Pero sé, en lo más profundo de mi ser, que mientras siga buscando la respuesta en el fondo de una botella o al final de un cigarrillo, nunca encontraré la paz que tanto anhelo.

Pero entonces ¿Cuál es la cura para este jodido dolor? ¿Qué debo de hacer para dejar de sentirme así?

¡¿Qué?!

✨✨✨✨✨✨✨✨✨

Despierto con una sensación de pesadez en el cuerpo, como si el peso del mundo se hubiera instalado sobre mis hombros durante la noche. Me estiro lentamente, sintiendo los músculos tensos ceder bajo la presión, mientras mis pensamientos se despejan poco a poco.

El sol se filtra a través de las cortinas entreabiertas, pintando patrones de luz en las paredes de la habitación. El nuevo día se extiende ante mí, así que sin más, decido enfrentarlo con valentía, a pesar de mis preocupaciones y ansiedades.

Me levanto de la cama y me visto con cuidado, eligiendo una camiseta cómoda y unos vaqueros desgastados. Mis zapatos golpean el suelo con un ritmo constante mientras camino por el pasillo hacia el área común del hotel, donde sé que mis compañeros de banda estarán esperando para comenzar el día.

Al llegar, encuentro a Eric sentado en uno de los sofás, revisando su teléfono con concentración. Su rostro se ilumina cuando me ve acercarme, y una sonrisa traviesa se extiende por sus labios.

—¡Jael, buenos días! —saluda con entusiasmo, levantándose para estrecharme la mano—. ¿Cómo te sientes hoy? Llevamos días sin verte.

—Un poco mejor —respondo con sinceridad, devolviéndole la sonrisa —... ¿Y tú?

—¡Perfecto! Escucha, pensé que podríamos dar un paseo por el parque hoy. El clima es genial y sería una buena manera de despejar la mente —propone Eric, con una chispa de emoción en los ojos.

La idea suena tentadora, una oportunidad para escapar de las presiones de la banda y sumergirnos en la belleza natural que Toronto tiene para ofrecer. Pero por otro lado mi cuerpo y mente no anhelan eso.

Abrazado A Ella [Libro I]Where stories live. Discover now