Abrazado A Ella [Libro I]

7. No hay droga mas poderosa que otro ser humano.

 🌷Capítulo siete🌷

"No hay droga más poderosa que otro ser humano"

Jael Miller•

No hay droga más poderosa que otro ser humano.

Esa frase resuena en mi mente como un eco constante de la verdad más cruda y desgarradora. He sido testigo de cómo las personas pueden convertirse en nuestra mayor adicción, nuestra fuente de alegría y desesperación al mismo tiempo.

Es como si estuviéramos predestinados a buscar esa conexión humana, esa dosis de emoción y complicidad que nos arrastra hacia la esencia misma de nuestra existencia. Pero detrás de esa atracción hay un peligro latente, una advertencia silenciosa que nos susurra al oído recordándonos el precio de entregarnos completamente a otro ser humano. Pero así como el amor puede ser la fuente de nuestra mayor felicidad, también puede convertirse en la fuente de nuestro mayor dolor.

No hay droga más poderosa que otro ser humano, y en ese poder reside tanto la belleza como el peligro de nuestra humanidad. Es una paradoja que he aprendido a aceptar en mi propia búsqueda de significado y conexión en este mundo caótico y confuso.

Es un pensamiento que me persigue en las noches solitarias, cuando el humo del cigarro se mezcla con el silencio y las sombras bailan en las paredes. He conocido los efectos embriagadores de la adicción, la necesidad insaciable que consume cada fibra de tu ser. Pero ninguna de esas sustancias puede igualar el vértigo que siento cuando me sumerjo en la profundidad de ese sentimiento.

El amor, esa fuerza inexplicable que atraviesa todas las barreras y desafía todas las leyes del universo. Es más que un sentimiento; es un fenómeno cósmico que une a dos almas destinadas a encontrarse en este vasto telar del destino. Aunque seamos dos polos opuestos en un mar de dualidades, siempre habrá una fuerza misteriosa que nos atrae, una conexión que va más allá de la lógica y la razón. Es un catalizador de transformación, una llama ardiente que enciende los rincones más oscuros de nuestro ser y nos impulsa a ser mejores. A pesar de nuestras imperfecciones y contradicciones, encontramos en el amor una fuerza sanadora que nos eleva por encima de nuestras limitaciones.

Las semanas pasan con una cadencia tranquila, y a medida que el tiempo avanza, mis conversaciones con Camila se convierten en el ancla que me mantiene conectado a la realidad. A través de llamadas telefónicas y mensajes de texto, nos sumergimos en conversaciones que abarcan desde lo trivial hasta lo profundo, compartiendo risas, sueños y miedos.

Sin embargo, conforme pasa el tiempo, empiezo a notar un cambio sutil en la actitud de Camila. De ser fría y cortante, su tono se vuelve más amable y agradable, su entusiasmo crece y sus palabras están llenas de la chispa que suele encender nuestras conversaciones. Intento ignorar la sensación de inquietud que se apodera de mí, pero no puedo evitar sentirme sorprendido y aliviado por este cambio positivo.

Cada vez que intento indagar sobre lo que ha provocado este cambio en ella, ella me asegura que todo está bien, pero puedo percibir la verdad detrás de sus palabras. Hay una nueva luz en su voz, una genuina calidez que me reconforta y me hace sentir más cerca de ella que nunca.

Mis propias inseguridades y vacíos internos se calman —o al menos eso quiero creer— mientras disfruto de esta nueva conexión.

Estamos en la camioneta, rumbo a una entrevista que será transmitida en vivo en todo Canadá. El nerviosismo flota en el aire, palpable como una corriente eléctrica que recorre mi piel. Observo a mis compañeros de banda, cada uno perdido en sus propios pensamientos, pero unidos por la emoción de lo que está por venir.