23. Guilty as sin?

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'They don't know how you've haunted me so stunningly

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'They don't know how you've haunted me so stunningly.
I choose you and me religiously'

Siento la piel tibia debido al sol que me está pegando directo en el rostro. Abro los ojos, aún pesados, y me incorporo en la cama. Charles aún duerme a mi lado, lo observo con detenimiento. Su rostro se ve iluminado por los rayos del sol que se colan por entre medio de la cortina. Me levanto despacio, intentando no despertarlo. Veo la hora en la pantalla de mi celular; a penas son las 9 de la mañana, lo que significa que dormí menos de 4 horas.

Abro la ventana de mi habitación, que da al pequeño balcón, para que entre aire. Doy mi ultima mirada a Charles, para verificar que no haya despertado y me voy directo a la ducha. Me saco la ropa que anteriormente tomé prestada de su clóset y la dejo en la canasta de la ropa sucia.

A penas el agua caliente rozó mi piel, sentí una sensación de placidez, como si todos mis músculos hubieran estado contraídos y con la sensación tibia del agua al fin pudieran relajarse. Luego de 20 minutos, salí y me envolví en la bata blanca que se encuentra siempre colgada en el baño.

Al regresar a la habitación, me encontré con Charles despierto, reposando su cuerpo en el respaldo de la cama. Su rostro demuestra cansancio, sin embargo, me recibe con su brillante sonrisa de siempre.

- ¿Te desperté?- Le pregunto, mientras me acerco a la cama.

- No. No te sentí en la cama, me asusté.

- Necesitaba ducharme. Lo siento.

Asiente y luego se acomoda para quedar sentado en la orilla de la cama. Yo me acerco aún más a su lado, hasta el punto en el que mi cuerpo encaja en sus piernas.

Él me abraza. Su rostro está a la altura de mi cintura. Entrelazo mis dedos por su cabello. Se separa de mí por unos segundos y me observa desde abajo. Ahora mis manos recorren su mandíbula. Ambos nos miramos deseosos. Y sin dejar de mirarme, sube sus manos por mis caderas, hasta llegar a mi cintura, en donde decide soltar el cinturón de la bata. La tela se desliza por mi piel y me hace quedar desnuda frente a él.

Pone sus manos firmes por sobre toda mi piel, acaricia mis caderas y mi espalda. Se detiene en mi abdomen y pasa sus dedos suavemente por encima de mis cicatrices. Siento pudor, así que me escondo inclinando mi cabeza para atrás. Él acerca su boca a mi cuerpo y roza sus labios con mi piel. Me siento sagrada, como un santuario.

'What if the way you hold me is actually what's holy?'

Continúa besando mi abdomen. Yo cierro los ojos con fuerza, deseando que esto no termine nunca. Pero tres toques a la puerta esfuman mi deseo. Abro los ojos y me separo de Charles. Él se sonroja y yo solo sonrío con vergüenza. Vuelvo a ponerme la bata. Él se levanta y queda a mi altura.

Ley Ferrari | Charles LeclercDonde viven las historias. Descúbrelo ahora