03

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LOUIS

Me paré junto a la isla, zumbado por los dos chupitos que me había servido Harry. No podía creer su respuesta. Parecía indiferente al hecho de que su casa hubiera sido destrozada y destruida.

―¿Cómo de enojado está Mark Ashford? ―Su voz profunda sonaba áspera.

Mis ojos volaron hacia su cara, pero él permanecía en el sofá con la cabeza inclinada hacia atrás y los ojos cerrados.

―Está cabreado.

―Seguro.

―¿No estás enfadado? ―Miré alrededor de la habitación, todavía incrédulo por el estado en que se encontraba

―¿Qué sentido tiene?

No entendía a este hombre. Parecía tan tranquilo y sin emociones.

―¿No te importa? ―Aquellos ojos verdes se abrieron y estudiaron mi rostro.

―Me importa.

―No parece que te importe.

Volvió a cerrar los ojos.
―¿Cómo de cabreada está Taylor?

Elegí mis palabras con cuidado.
―Está preocupada. Por ti y por tu carrera.

―¿Y tú?

―¿Y yo qué?

Volvió a abrir los ojos, estudiándome.
―¿Dónde estás con todo esto?

Alcé las cejas.
―He visto lo bonita que era tu casa. Me da rabia que alguien la destruya.

Esa boca se curvó en una sonrisa.
―Son sólo cosas, Baby Taylor.

Miré a mi alrededor. Era algo más que cosas. Era su casa. Había visto cuánto cuidado y reflexión había puesto en hacer este lugar hermoso. No podía creer lo tranquilo que estaba, lo fácil que parecía aceptar lo que había pasado.

Taylor volvió a entrar, hablando en voz alta.

―Era Mark. Definitivamente te van a suspender.

Harry levantó la cabeza y, por primera vez desde que habíamos llegado, en sus ojos brilló una emoción verdadera.

―¿Por qué motivo?

―Conducta inaceptable fuera del hielo.

Se frotó la nuca.
―¿Y ahora qué?

―Mark dijo que te daría otra oportunidad si te alineabas con los valores en los que cree este equipo.

―Hecho.

Hizo una pausa y respiró hondo.
―La única razón por la que aceptó suspenderte y no cambiarte es porque le dije que estabas comprometido para casarte.

―¿Qué? ―Harry se quedó inmóvil, con los ojos verdes abiertos de par en par por la estupefacción. Yo también giré la cabeza para mirar a Taylor, tratando de evaluar si hablaba en serio.

El fuego brilló en sus ojos, mostrando el nivel de su determinación.

―Le dije que estabas comprometido en secreto con un buen omega. Alguien que tiene buenos valores, nunca se mete en problemas y es una buena influencia para ti. Le pedí que te diera otra oportunidad. Está dispuesto a hacerlo, pero sólo si te casas y sientas la cabeza.

Santo cielo. ¿Hablaba en serio?

La fulminó con la mirada.
―¿Con quién carajo se supone que me voy a casar, Taylor?

Ella levantó la barbilla.
―Aún no he llegado tan lejos.

Sacudió la cabeza y miró entre ella y yo.
―No puedo casarme.

That's The Way Love Goes Where stories live. Discover now