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LOUIS

Abrí los ojos y comprendí que la habitación del hospital no me resultaba familiar. Miré a Harry. Estaba sentado en una gran silla de hospital, con los pies apoyados en el extremo de mi cama. Tenía los brazos cruzados sobre el pecho y respiraba con dificultad a causa del sueño.

Mi alfa.

Estudié su belleza, contemplando su cabello desordenado y su barba oscura, amando el grosor de sus brazos que se cruzaban sobre su pecho musculoso.

¿Cómo había tenido tanta suerte de tener a este hombre en mi vida?

Como si percibiera mi mirada, abrió los ojos y su rostro se descompuso en una hermosa sonrisa.

―Hola. ―Bajó los pies y se inclinó más cerca. Sus ojos recorrieron mi cara―. ¿Cómo te sientes?

―Sorprendentemente bien. ―Mi voz sonaba rasposa―. ¿Qué ha pasado?

―Te hicieron una transfusión de sangre y te dieron hierro.

―¿El bebé está bien? ―Lo confirmé.

Sonrió y me tomó la mano, llevándosela a la boca para besarme suavemente los dedos.

―El bebé está bien.

Nos miramos fijamente.

―Siento haber dudado de ti ―confesé―. Nunca debí hacerlo.

―Shhh ―me tranquilizó―. Ni siquiera hables de eso.

―Creo en ti ―añadí, asustado de que no lo supiera.

―Lo sé.

Lo estudié. Parecía cansado.
―Has pasado por un infierno.

―Tú también.

Fruncí el ceño mientras me invadían los recuerdos del horror.

―¿Está bien esa omega?

Asintió y esbozó una sonrisa triste.
―Ella está bien. La trataron por desnutrición y deshidratación, pero su familia está con ella y esperan que se recupere del todo. ―Se aclaró la garganta―. Vinieron a darnos las gracias por ayudarnos a encontrarla.

―Nos salvaste. ―Parpadeé―. Sniper. ¿Está bien Sniper?

Me apretó la mano.
―Está bien. Shawn lo llevó al veterinario. Le dieron una gran dosis de tranquilizantes, pero está bien.

Me invadieron más recuerdos. Andrew, con una pistola. Diciéndome que era su omega.

―Andrew está loco.

Su cara parecía sombría.
―Sí. Lo está.

No quería pensar en Andrew ni en lo cerca que estuvo de destruir mi vida.

―Harry, lo siento mucho.

Se levantó, me tomó en brazos y se metió en la cama conmigo. Suspiré al sentir su enorme cuerpo acurrucarse suavemente a mi alrededor.

―Estamos a salvo. Todo va a salir bien.

•••

Un día después, me dieron el alta en el hospital. Lo único que quería era volver a casa. Harry se cernía sobre mí mientras me acompañaba al auto. Me sentía mejor que hacía semanas. El médico dijo que se debía a las infusiones de hierro.

Volvimos a casa en silencio. Teníamos tanto de qué hablar, pero ninguno de los dos parecía querer hacerlo.

Al pasar por delante de la casa de Andrew, vimos una gran carpa blanca instalada en la entrada y varios furgones policiales.

That's The Way Love Goes Where stories live. Discover now