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Nixia se miró a sí misma en medio del charco de sangre donde estaba sentada

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Nixia se miró a sí misma en medio del charco de sangre donde estaba sentada. Su piel estaba pegajosa e irritada, tenía moretones en espacios que nunca antes había esperado y pequeños cortes abiertos alrededor de su piel habían causado el charco debajo de ella.

No podía moverse demasiado sin sentir que su cuerpo se rompería con un movimiento en falso. O sin que su estómago decidiera regresar lo que había comido.

Pero tenía que moverse, tenía que salir de ese charco de sangre y regresar a donde estaba la camisa qué le habían dado. Odiaba estar sin ropa. Así que mientras esa camisa le sirviera, no le importaba quien se la hubiera dado.

Se arrastró hasta donde estaba tirada y se la puso conteniendo los gemidos de dolor que querían dejarle.

La puerta del cuarto se abrió y ella fue tomada de manera desprevenida cuando sintió el tirón en su cabello y la arrastraron fuera, exigiendo que los entretuviera mientras jugaban cartas.

Nixia sospechó que estaban ebrios.

Nunca la habían dejado salir de ese cuarto que en realidad era como un pequeño almacén con suficiente espacio para torturarla hasta el cansancio y dejarla dormir. Tenía un pequeño baño con un retrete y papel. No había ducha, ni lavamanos. No había nada más.

Ellos la bañaban cuando querían tenerla limpia para volver a jugar. O le pedían al doctor que lo hiciera cuando les daba demasiado asco su propio desastre.

Si ella no estuviera drogada de dolor casi la mayor parte del tiempo, podría poner los ojos en blanco.

Le costó acostumbrarse a la luz cuando la sacó por un pasillo estrecho, pero rápidamente fue consciente de que estaban en una bodega, aunque la quisieran convertir en una casa.

El hueco donde la habían metido estaba muy lejos de lo que ellos llamaban una sala de estar, así que la arrastraron por mucho tiempo. Se apresuró a caminar aunque sus extremidades se quejaban.

Cuando llegó a la sala rápidamente le quitaron la camisa y la limpiaron para dejarla sentada a un lado. Pues el que ganara tendría su turno con ella.

Nixia los observó en silencio.

Eran cuatro hombres.

Los que la habían secuestrado eran un grupo más grande, pero después de que ella los insultara cuando despertó y se dio cuenta de su situación, decidieron que la venderían.

La orden era matarla. Aquello era bastante sensato. El enemigo de su familia la quería muerta para enviarle un pedazo a Newt. Ellos decidieron que ganarían más dinero si la vendían con todas sus extremidades y fingían que la habían matado.

Así que la vendieron a esos cuatro hermanos coleccionistas.

La primera vez que la arrastraron a esa bodega, ella se había dado cuenta de todas las colecciones que tenían.

MathesonWhere stories live. Discover now