«Inclina la cabeza, dobla las rodillas y reza por tu vida en silencio. Los Matheson están aquí».
Libro 0.5 de la serie Traidores.
Familia Matheson, perteneciente a una organización criminal británica de mafiosos muy peligrosos y dueños de todo el t...
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Nixia miró con rencor la espalda de Leonid mientras él paseaba por la cocina, preparando el almuerzo.
Había prometido responder todas sus preguntas después de limpiar su herida de la mano y que ella comiera.
Odiaba que se comportara como si le preocupara su estado.
Él volvió a mirarla cuando puso un plato de comida frente a ella.
Después de que regresaran Vladimir no se veía por ningún lado, pero Nixia sabía que no tardaría en volver. Había algo que al Pakhan le molestaba sobre ella y Leonid.
Leonid.
Saber su nombre era desconcertante. Sus pequeñas interacciones con él se sentía superficiales y seguras. Ahora todo era diferente. Él sabía quien era ella y viceversa. La información pesaba sobre ellos.
—¿Dónde estamos? —cuestionó Nixia.
Él suspiró.
—Al norte de Glasgow.
Nixia parpadeó, sorprendida.
Estaban en territorio de Blaine. No sabia si alegrarse o asustarse, recordando que los McKenzie también odian a su familia.
Por otro lado...
—¿Qué hace la mafia rusa en territorio de la organización?
Los ojos de Leonid parpadean con humor, pero no sonríe.
—Yo no pertenecía a la mafia rusa hasta hace poco. Por eso Vladimir está furioso.
Nixia frunció el ceño.
—No entiendo.
—Vladimir me reconoció como su hermano cuando regresé a casa. Antes de eso nadie lo sabía.
Ella se desinfla en su lugar, comprendiendo sus palabras. Leonid era un bastardo del antiguo Pakhan.
—¿Por qué lo hizo ahora?
Él se encoge de hombros.
—No estoy seguro, pero no le ha hecho gracia que lo primero que haga como miembro de la mafia sea casarme con una princesa de la mafia inglesa.
Nixia se encontró reprimiendo una sonrisa, pero luego recordó porque estaba sentada en ese lugar y se serenó.
—¿Por qué te casaste conmigo?
Él la miró fijamente. Frunció los labios ligeramente y luego desvió la mirada.
—Vladimir quería matarte. Cree que estabas detrás de mi secuestro o que eras cómplice.
Nixia frunció el ceño.
Era obvio, incluso para ella, que esa debía ser la razón, pero no se había detenido a pensar.