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Karina

—¿Cómo se atreve a hablarme así? La muy...

Tiré el bolso sobre la cama con rabia y me senté en la silla. Estaba enfadada, molesta, si no hubiera estado ahí yo habría tenido mi cita con Jaewook... Pero no, me tuvieron que joder la maldita tarde.

Y por si fuera poco, ahora tiene que seguirme a todos lados. No soporto su rostro de engreída, la manera en la que me ha hablado antes, cómo se ha acercado a mí sin pedir permiso antes... Es demasiado brusca y maleducada. No sé cuanto tiempo más voy a aguantar así.

Sin saber muy bien qué hacer, agarré mi traje de baño y me lo puse para bajar a la piscina. No tenía nada mejor que hacer, y aquí encerrada en estas cuatro paredes no me iba a quedar.

Bajé las escaleras y me crucé con Melinda, la ama de llaves.

—Mel, voy a la piscina. ¿Me podrias traer un zumo de piña en un rato?

—Claro que sí, señorita Karina.

—Gracias —sonreí.

Melinda y la mayoría de gente que trabajaba en esta casa eran como mi familia. Me vieron crecer prácticamente, así que les trato como tal, como mi familia.

Antes de llegar a la piscina pasé por delante del jardin trasero, la vi de nuevo. Estaba hablando con Key, ella sentada en el banco y el hombre de pie frente a el. Supongo que le estaria enseñando como funciona esto, aunque parecía una conversación mucho más seria. Minjeong alzó la vista y me vio observándola, se quedó mirandome unos segundos pero corté el cruce de miradas y me marché de ahí.

Entonces se me ocurrió algo. Sabía que era cuestión de minutos que Minjeong apareciera por la puerta de la piscina así que... Una pequeña broma no estaría mal.

***

Minjeong

—Es insoportable papá, es una malcriada, una insolente, no tiene vergüenza ninguna.

—No hables así —me riñó—. Yo te dije que era una niña complicada, tenle paciencia.

—No sabes la paciencia que le tengo ya de por sí.

—Pues un poco más hija. Sé que puedes hacerlo.

Alcé la mirada y la vi a lo lejos. Estaba mirandome con el rostro lleno de curiosidad. Llevaba el bikini puesto, supongo que iría a la piscina. Era tan... tan llamativa, que saber que en realidad esta hueca por dentro es mucho más triste.

—Me voy a tener que ir, acabo de verla ir a la piscina. Voy a echar un vistazo y quedarme por sus alrededores —dije poniéndome de pie.

—Suerte mi niña —me dejó un beso en la frente—. Luego hablamos. Me gusta tenerte aquí.

Sonreí.

—Y a mi me gusta estar aquí, papá.

Me fui directa a la piscina cubierta que tenían. El plan era echar un vistazo para ver que todo estaba bien y quedarme vigilando el lugar.

Al llegar vi que no estaba en las sillas, tampoco su toalla. Qué raro.

Entonces me fijé en que estaba en la piscina boca abajo sin moverse.

—¡¿Karina?! —exclamé—. Joder.

Me lancé de cabeza a la piscina para sacarla de allí, no sabía que mierda habia pasado, si se habia desmayado, le había dado un bajon de azucar o qué, pero verla boca abajo en la piscina me asustó mucho.

—Vamos Karina...

La acosté sobre el cesped y le di pequeños toques en la cara.

—No me jodas.

Protecting Yu | winrinaWo Geschichten leben. Entdecke jetzt