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—¿Y bien? ¿qué ha pasado?

Minjeong salió de la oficina del inspector. Su padre le llamó para que fuera y Karina insistió en acompañarla, como era sobre el caso de Jaewook y su padre al final tuvo que ceder.

El problema entraba en que le acababan de contar todo a la guardaespaldas, desde la habitación del motel, pasando por los corchos de fotos y la cinta de video. A la pelirroja le había costado digerir la información pero sobretodo la parte en la que este hombre demente estaba obsesionado con su novia. ¿Cómo se supone que debía explicarle esto?

—Ven, vamos a la cafetería. Es largo de explicar.

Karina confundida asintió. Las dos chicas salieron de allí y fueron a la cafetería que estaba justo al cruzar la calle.

—¿Papá esta bien?

—Sí, tu padre esta bien. No te preocupes.

—¿Y entonces? Estas muy seria, Minjeong. Me estoy poniendo nerviosa.

Minjeong se sentó en la mesa quedando frente a ella. ¿Cómo empezar esto sin ser muy directa?

— Jaewook si que está detrás de todo esto.

Karina suspiró asintiendo, como si en cierto modo estuviera asimilándolo.

—¿Que había en el motel? —preguntó seria—. No soy idiota, Minjeong.

—Encontraron varias carteleras con fotografías vuestras, información de vuestra familia, de... de hace muchos años atrás.

—¿Muchos años?

—Sí, unos cinco o seis años atrás —Karina se quedó en silencio—. Había un propio panel para... —se calló.

—¿Para qué? —preguntó. Entonces Minjeong la miró con esos ojos expresivos—. ¿Para mi? —preguntó incrédula.

Minjeong asintió y tragó saliva.

—Es peligroso, Karina. Ese chico no esta bien de la cabeza.

—Me cuesta entenderlo, encajar piezas. ¿Cómo podía existir una persona tan cínica? ¿cómo podía mentir tan bien?

—Supongo que hay gente para todo, aunque no nos entre en la cabeza.

Karina se quedó unos segundos pensativa. Todas las conversaciones con el, las charlas largas sobre trabajos de la universidad, cotilleos con las chicas, noches hasta la madrugada hablando por teléfono... Todo eso fue un plan, y no solo era eso, era un plan detallado desde hacía años.

—No sé.. no sé que decir.

Minjeong asintió.

—No hace falta que digas nada, simplemente a partir de ahora nos vamos a mantener alejadas de él, ¿vale?

—¿Nos? ¿Tú y yo?

—Te dije que estaría contigo en todo, en esto también.

Karina esbozó una sonrisa triste.

—¿Qué más han encontrado?

—Había una cinta. Era un video de Daewook despidiéndose... Un video despedida para su hijo. Ahí explicaba todo, basicamente acabó hasta arriba de deudas cuando tu padre derribó los edificios para la tabacalera, se suicidó para poder cobrar el seguro de vida y que su familia no pasaran a deber esas deudas casi impagables.

—Oh... Eso es muy... duro.

—Lo es, pero no justifica todo lo que esta haciendo Jaewook.

—Obvio que no —dijo de inmediato.

La morena se llevó las manos a la cabeza y dio un largo suspiro. Por mucho que intentara aparentar que estaba todo bien, un miedo inexplicable le recorría su interior.

—Karina —Minjeong agarró a Karina de las manos sobre la mesa—, va a estar todo bien. Te lo prometo.

—No prometas cosas difíciles, Kim.

—No te lo prometo como novia, te lo prometo como persona que juró protegerte en el primer momento que entré a trabajar aquí, porque es mi deber y no voy a dejar que te ocurra nada.

Karina esbozó una sonrisa. Subió su mano hacia la mejilla de su guardaespaldas, ahora novia, y le dejó una suave caricia.

—Te quiero —musitó.

La sonrisa de Minjeong creció en cuestión de segundos.

—Te quiero mucho más.

—No lo creo —rebatió Karina sonriendo.

—Créelo, es verdad —dejó un beso sobre su mano—. Voy a ser sincera contigo. Cuando te conocí por primera vez no me caiste muy bien.

—¿No me digas? —ironizó Karina.

—Eras demasiado...

—Infantil —completó ella misma.

—Iba a decir engreída, pero eso también.

—¡Oye! —exclamó haciendo reir a Minjeong.

—Pero luego te vi con tu familia, tus tíos, la granja... —esbozó una sonrisa—. Ahí entendí que lo que de verdad te movía y te llenaba era tu gente; tu familia, tus amigos... Las personas que están ahí, que quieres y que te quieren.

Karina se ruborizó agachando su miranda. A la morena le estaba dando vergüenza ver como la describía a la perfección.

—Y ahí supe que tú y yo teníamos mucho más en común de lo que creía. Te vi con otros ojos y... —suspiró—. Y ya está, porque no es profesional seguir hablando.

—Sí lo es, continúa —Minjeong negó, Karina sonrió—. A mi me da igual si es profesional o no, porque ya cruzamos esa linea hace mucho, pero lo que si sé es que me has cambiado la vida, Minjeong. No sabría concretar exactamente, pero lo has hecho.

Minjeong agarró su mano y la subió a su mejilla dejando una caricia muy lenta.

—Guapa... —le susurró la pelirroja.

Karina notó un rubor cubrir todo su rostro. Agachó la mirada tímidamente y sonrió, y mientras su corazón latía con fuerza pensó en que sí, estaba loca y profundamente enamorada de ella.

Protecting Yu | winrinaWhere stories live. Discover now