Jennie POV:
Despertar con Lisa es un sueño.
Aún no puedo creer lo que está sucediendo. Estoy acostada en una hermosa cabaña en medio del bosque, envuelta en los cálidos brazos de Lisa. Mi corazón late con fuerza cuando siento su aroma.
La forma en que me miró anoche, con tanta adoración y devoción, hizo que mi cuerpo se estremeciera. Y cuando me besó, sentí que el mundo a nuestro alrededor se detuvo. Sus labios suaves y cálidos se movían con una pasión que me dejaba sin aliento.
Ahora, mientras yacemos aquí juntas, puedo sentir la intensidad de sus sentimientos. Hay algo especial entre nosotras, una conexión que va más allá de lo físico. Es como si nuestras almas se hubieran encontrado y se negaran a separarse.
Acaricio suavemente la mano de Lisa que descansa sobre mi abdomen, sintiendo la calidez de su piel contra la mía. Me siento tan segura y protegida entre sus brazos, como si nada pudiera lastimarme.
Sé que la historia de Lisa es dolorosa y que aún lleva un gran peso en su corazón. Pero me siento honrada de que haya decidido confiar en mí y compartir una parte tan íntima de su vida. Quiero ser su soporte, su refugio, la persona que la ayude a sanar y a encontrar la felicidad que merece.
Contemplo su bello rostro mientras duerme. Sus rasgos son tan suaves y delicados, y su respiración lenta y acompasada me arrulla. Me acerco más a ella, absorbiendo su esencia y dejándome envolver por la paz que emana de este momento.
Esta mañana, hoy, ahora, siento que he encontrado mi hogar. Aquí, entre los brazos de Lisa, es donde pertenezco. Y sé que, pase lo que pase, nunca dejaré que se vaya de mi lado. Sonrío ampliamente y beso su todo su rostro con ternura, ansiosa por verla despertar y disfrutar de sus hermosos ojos.
—Buenos días, cariño. —Me susurra Lisa, abrazándome. —¿Cómo has dormido?
—Nunca había dormido tan bien como lo hice anoche.—Dije enterrando mi cara en su cuello, dejando unos cuantos besos en el lugar.
Ella suspiró suavemente. —Definitivamente, puedo decir lo mismo. —Dijo retirándome de su cuello mientras negaba con la cabeza.
—¿Ahora qué se supone que debemos hacer? — Le pregunté con clara intención, ella bajo sus ojos a mis labios, entendiendo todo.
—¿Compartir mal aliento o te molesta? —Preguntó ella a cambio haciéndome reír.
Claro que no me molestaba, por eso la tome de la nunca y uní nuestros labios.
El beso comienza suave y delicado, nuestros labios moviéndose lentamente, probando, saboreando. Pero estamos tan calientes después de lo de anoche, que la pasión se apodera de nosotras y el beso se vuelve más intenso, más urgente.
Enrollo mis dedos en su cabello, atrayéndola más cerca, necesitando sentir cada centímetro de su cuerpo contra el mío. Sus manos recorren mi espalda con delicadeza, enviando escalofríos por todo mi ser.
Nuestras lenguas se encuentran en una danza sensual, explorando, acariciando. El mundo a nuestro alrededor desaparece y solo existe Lisa y Jennie, para mí, en esta burbuja de amor y deseo.
