Preparaciones Finales

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Eran eso de las doce del día y Gabriel había desaparecido, Leandro sabía donde estaba pero no quería decírmelo, cortamos leña para hacer una fogata por la tarde, no había rastro de nadie sospechoso, aunque seguíamos alerta ambos por si llegara a pasar algo, creo que lo que más nos preocupaba es que Gabriel llegara bien al campamento, y con el auto...

-¿Te pareces si jugamos uno y uno?, dijo Leandro mirándome con una sonrisa desafiante.

-Golpes en las piernas, no me gusta jugar uno y uno en los brazos, le dije seria.

-¿Para que pones esa expresión seria?¿Crees que no me doy cuenta que te da miedo jugar esto?, dijo riendo Leandro.

-Creo que el único que terminara llorando en esto seras tu Leandro, contesté con frialdad.

Me golpeo la pierna, con el puño de la mano despacio, y yo le devolví el golpe con la misma intensidad, volvió a golpearme en otro lugar de la pierna con más fuerza, empuñe mi mano y le pegue exactamente en el mismo lugar donde le había pegado antes.

Lo hizo de nuevo, esta vez en otro lugar de mi pierna con la mayor intensidad que pudo, arrugue mi nariz para contener el dolor y empuñe mi mano para pegarle en el mismo lugar donde le había estado pegando antes, entonces Leandro calló al suelo, a sollozar del dolor y yo comencé a reírme de él y le dije:

-Si pegas en el mismo lugar, todo el tiempo, tu oponente se enfocara solo en su dolor y sera más fácil ganarle, nunca lo olvides Leandro.

Le extendí mi mano para ayudarlo a pararse y me tiro con toda su fuerza al suelo y se paro frente a mi a decirme:

-Nunca la des la mano a tu rival en combate, puede apuñalarte por la espalda.

Le pase mis piernas por las suyas con fuerzas y lo derribe, me pare y entonces se me subió en la espalda, pesaba demasiado, estaba apunto de intentar tirarlo al suelo, cuando entonces llegó Gabriel, y Leandro se bajo de mi espalda.

-¿Que les pasa?, pregunté

-Nada, fui a comprar algo de almorzar dijo Gabriel y unas armas...

-¿Por que no me despertaste?, podría haberte acompañado, conteste algo molesta.

-Por que mi querida Diana, dijo Leandro con tono de burla , es un peligro dejarte a solas con Gabriel, con el beso de la otra noche, lo has dejado vuelto loco, rió, mientras abrazaba a hermano.

-Eres un Imbécil,dije en seco, me di media vuelta y entre a la carpa con la comida recién echa que había traído Gabriel, tome el pack de 15 cervezas y después de comer me las tome todas sin pensarlo.

Estaba algo mareada, pero por suerte aún tenía algo de consciencia, la verdad se movía todo a mi alrededor, eran las seis de la tarde y Gabriel entro a la carpa y me vio en este estado, comenzó a regañarme, por que era inconsecuente y un montón de cosas que no entendí y que le la verdad en ese momento no me importaban. Lo hice callar poniendo mi mano en su boca, y me acerque lentamente a besarle, y luego le dije al odio:

-Creo que era verdad, lo que dijo Leandro, reí un buen rato y Gabriel se había puesto rojo de vergüenza, me tomo en brazos, me acostó y cuando estaba a punto de salir de la carpa le tome el brazo y lo hice acurrucarse a mi lado, cerré los ojos y me quede profundamente dormida.

Eran las tres de la mañana cuando desperté,escuchaba como conversaban de mi Leandro y Gabriel, al parecer la había cagado, ambos estaban un poco molestos por que me había sobrepasado, en realidad no sabía que había hecho, tal vez me lo dirían mañana...

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