El gran día: Por la mañana

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Desperté y esta vez Gabriel no estaba a mi lado, Leandro afilaba unos cuchillos y el estaba a su lado. Ambos me miraron cuando salí de la carpa, sostuvieron la seriedad y en sus ojos había un pequeño brillo de desilusión en la forma en que me miraban, suspiraron al mismo tiempo y Leandro dijo:

-¿Te molestaría que habláramos a solas?

-Claro que no ,contesté, nos fuimos a caminar por el sendero en el cuál había ido a buscar leña con Gabriel.

-Anoche, te pasaste de la raya, dijo finalmente molesto.

-Leandro, no se que dije, ni que hice, no puedes decirme solo eso, como si hubiera sido consiente de lo que dije.

-Vamos a continuar esto sin ti, contesto en seco, le pegue un empujón con todo mi torso y salí a arreglar mis cosas. Tome todo lo que encontré y lo metí en un bolso gris que encontré dentro del auto, Gabriel solo se dignaba a observarme, pero esto no se quedaría así, era obvio que no podrían completar el plan si yo no era parte, mi cuerpo irradiaba ira, no podía creer que había confiado en ellos, había sido estúpida y torpe y ahora ellos arruinarían la única oportunidad que tenía para librarme de Martín, eran un par de Imbéciles. Gabriel me tomo por el brazo, pero yo lo aparte con toda mi fuerza y eche el bolso gris en el maletero del auto.

-No vas a llevarte ese auto, dijo Leandro.

-Es mio, dame las llaves y apártate de mi camino, espete.

-No, te llevarás el auto, repitió.

-¿Y quien va a detenerme?, reí. Le di un golpe en la cara y callo al suelo en un cerrar de ojos, le saque las llaves del bolsillo y dije:

-Sin mi no podrán detener a Martin, pero tranquilos, les guste o no estaré en la fiesta para ver como fallan, subí al auto y cerré la puerta con brusquedad.

-Créeme es fácil encontrar un remplazo, gritó Leandro mientras me alejaba a toda velocidad.

Fui a una posada a unos cuarenta minutos del lugar dónde se realizaría el baile, todos parecían muy amables en el lugar, sin embargo no me fié por ningún momento de ellos, el lugar era horrible, pero podría soportarlo por unas horas. El techo estaba lleno de hongos por la humedad y tenia un piso de madera que hacia que se notara cada vez que te ponías a caminar.

Eran ya las 5 de la tarde, en la posada me habían dado algo de almorzar, quedaban unas cinco horas para el baile, saque el vestido y lo deje colgado del fierro donde iban las cortinas. Todavía no entendía que había echo anoche para que se molestaran tanto conmigo, de seguro había sido idea de Leandro sacarme de todo, no me importaba nada, iría igual a ese baile y les gustara o no sería parte para capturar a Martín.

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