Ya Corazón | Gabito Ballesteros

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Sofía Colucci
Originaria de Cumpas, Sonora; donde conoció a su primer amor al entrar a la secundaria, Gabriel Ballesteros. El iba un año adelante que ella, pero cuando lo miró un día en el receso platicando con sus amigos, le brillaron los ojos. Por su cabeza nunca cruzó que el niño de cabello claro y tez blanca que veía por los pasillos de la escuela terminaría siendo su novio.

Sofía no era una persona muy segura de sí misma, a pesar de su innegable y natural belleza, las duras palabras de su familia la hacían tener una opinión muy negativa de ella misma.

Su situación familiar siempre fue un tema complicado para ella, era la menor de su familia, conformada por sus papás, una hermana y un hermano. En realidad nunca entendió la razón por la que su familia era así con ella, pensaba que tal vez era por no ser planeada pero, su hermano mayor tampoco fue planeado y a él no lo trataban así, tampoco es que le pegaran, pero no tenía ningún tipo de relación con nadie de su casa. Creció acostumbrada a la frialdad, comentarios hirientes y a los rechazos de su familia y, a pesar de ello, siempre fue una niña amable, cariñosa y noble, que aprendió a ser autosuficiente a muy corta edad. Solo esperaba ser más grande para trabajar y salir de casa.

Nunca tuvo una persona que la apoyara o que estuviera para ella, su único "apoyo" era la manutención de sus papás. Todo cambió en la secundaria, donde conoció a sus mejores amigos Alondra y Sebastian. En tan solo un mes se convirtieron en amigos inseparables, venían en paquete, a donde fuera uno, iban los tres.

Sofía tenía el sueño de ser modelo, sueño que se vio reprimido cuando una vez en una reunión familiar le preguntaron qué quería ser de grande, con una gran sonrisa respondió que modelo y los comentarios despectivos, ceños fruncidos y muecas de su familiares no se hicieron esperar.

"Esas son tonterías, Sofía"
"No vas a ser nada en la vida si sigues pensando así"
"¿Tú crees que te vamos a mantener toda la vida o qué?
"Ruego a dios que consigas un marido que te mantenga, porque tu definitivamente no serás nada"

Al escuchar esos y más comentarios, simplemente agachó su cabeza y no volvió a hablar de ello con nadie.

Gabriel Ballesteros

Cuando pasó a su segundo año de secundaria y entraron los de nuevo ingreso, vio a una niña de tez blanca, cabello largo y oscuro. Fue amor a primera vista. Por su cabeza pasó la idea de que parecía una muñequita de porcelana, como las que tenía su abuela en su casa y trataba con tanta delicadeza y cuidado. No dejaba que ninguno de sus nietos se acercaran a ellas.

El quería eso, cuidar a esa niña como una muñequita de porcelana.

Cuando se encontraba fuera de su salón, la buscaba con su mirada por los pasillos de la secundaria. Incluso hizo que sus amigos y el cambiaran el lugar donde pasaban el receso para poder verla de lejos. Diario decía que le hablaría, pero nunca reunía el valor suficiente para hacerlo, se terminaba arrepintiendo y resignando a solo admirarla a lo lejos. Siempre sonreía al ver como reía mientras platicaba con sus amigos, ir a la secundaria se había convertido en lo más emocionante de su día.

No fue hasta que un día en el receso vió a su amigo Erick platicando con el amigo de la niña que le gustaba, mientras ella platicaba con su amiga, ajenas a la conversación que estaban teniendo ellos a unos pasos de ellas. Cuando Erick regresó, Gabriel le preguntó quien era con el que platicaba, a lo que recibió como respuesta un simple "mi primo", sonrío como respuesta a su amigo. Ya tendría una excusa para acercarse a ella. Por fin.

Días después, mientras caminaba con sus amigos por el patio de la secundaria, divisó a Erick platicando con su primo y las dos niñas con las que se juntaba. Rápidamente le dijo a sus amigos de acercarse a ellos y cuando estuvieron lo suficientemente cerca, llamaron la atención de Erick, pidiendo ser presentados a su primo y sus amigas. Así fue como habló por primera vez con ella. Para el, fue la voz más hermosa que había escuchado y cuando la escuchó reír por algo que dijo, se convirtió en su sonido favorito.

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