LXVII

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Sofía Colucci

- Hasta que bajan, a la verga - habló Toño con desespero en su voz al vernos entrar a la sala, ya estaban todos ahí, esperándonos al parecer.

- Que guapota mi Chofis - dijo Peso dejando un beso en mi frente, sonreí agradeciéndole.

- Si, si, si todos estamos muy guapos, ya vámonos que tengo hambre - interrumpió Sebas el momento empujándonos hacia la salida ganándose una mala mirada de mi parte y una leve risa de los demás.

- Ven, chula - habló mi Gab jalando mi mano hacia la dirección opuesta a las camionetas.

Confundida hice caso a su petición, mi confusión creció al ver que se detuvo frente a la puerta que da a la playa.

- ¿A dónde vamos, Gab? - pregunté dirigiendo mi mirada a nuestros amigos, que nos veían sonrientes a unos cuantos metros de nosotros.

- Es sorpresa, mami - respondió abriendo la puerta.

- Pero...

- ¡Adiós, papis! ¡Los queremos! - gritó Nata interrumpiéndome mientras agitaba su mano. Los demás imitaron su acción para después comenzar a subir a la camioneta.

Fue ahí cuando entendí que hoy teníamos planes diferentes a los que yo pensaba.

- ¿Me vas a secuestrar? - pregunté alzando una ceja al ver que sacaba una venda. El asintió con la cabeza riendo - te voy a acusar con Rubén.

- El me dió permiso, mi amor - informó burlón guiñándome un ojo. Soltando un bufido lo vi acercarse a mi y rodearme - será rápido, lo prometo - dijo mientras ponía la venda sobre mis ojos - que bonita te ves - dijo dándome un corto beso ocasionando un leve brinco de mi parte por la sorpresa. Lo escuché reír mientras me tomaba por la cintura y comenzaba a guiarme.

- Me voy a caer - dije al sentir que pisaba la arena.

- No, mami, yo te estoy agarrando - respondió haciendo más firme su agarre - espera - ordenó frenando. Me quedé parada esperando a que dijera algo más, sentí sus manos en mis pies y como comenzaba a desabrochar mis tacones - ahora si, chula, vamos - dijo cuando ya me los había quitado y me volvió a tomar por la cintura guiándome - ¿lista? - preguntó cuando frenamos, rápido asentí con la cabeza emocionada.

No sabía cual era su sorpresa pero estoy segura de que me va a encantar, mi Gab siempre sabe cómo sorprenderme y hacerme muy feliz.

Quitó la venda de mis ojos con delicadeza y una lentitud que logró desesperarme, parpadee un poco para ajustarme de nuevo a la luz. Una gran sonrisa se dibujó en mi rostro al ver lo que Gabriel había preparado. Había un camino de velas con pétalos de rosas esparcidas formando un camino hacia una manta con cojines y una pequeña mesa con platos, copas y más velas cuidadosamente acomodadas, también colgaban unas pequeñas luces alrededor iluminando el espacio.

Tal como lo dijo Nata, el atardecer estaba iniciando haciendo el escenario muchísimo más románico y acogedor. 

Con la emoción a flor de piel me giré hacia el y, sin titubear, salté a sus brazos tomando su rostro entre mis manos y repartiendo múltiples besos mientras decía "te amo" entre cada beso. El me sujetaba por la cintura, soltando una suave risa y recibiendo gustoso los besos que le daba.

- Todo está precioso, Gab, gracias - hablé dejando un último beso en sus labios.

- Lo mejor para mi chiquita - contestó, embozando una linda sonrisa que me hizo sentir mariposas en el estómago, para después inclinarse y juntar nuestro labios de nuevo.

Ya Corazón | Gabito BallesterosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora