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|primera persona
lando norris

Brístol, U.K.

rain tocó el timbre del edificio frente a nosotros, yo permanecí recargado en la puerta del mclaren a mi propiedad, dos de mis dedos se sentían calientes por el objeto que tenían en el espacio entre ambos. 

rain volteó a verme, tan sólo me barrió disimuladamente, yo bien sabía que a ella le desgustaba que fumara, más si era frente a ella. 

—¿diga?— alcancé a oír.

rain pegó un pequeño brinquito que me hizo sonreír, bajé los lentes de sol al punte de mi nariz para verla mejor y, por desgracia, no pude oír lo que respondió pero ella se movió a sacar una llave que estaba enterrada en un montón de tierra al lado, me la mostró con una pequeña sonrisa y abrió la puerta entrando.

exhalé el por mis labios y los residuos por mi nariz, tiré el cigarro casi culminado al piso y lo aplasté con la punta de mi tenis, cerré el auto con llave y avancé detrás de ella.

subimos escaleras, ella iba unos cinco escalones por arriba de mí... me sentía un poco distante de ella aún, pero no me había rechazado tanto como pensé y eso me había en parte aliviaba.

—¿qué piso te dijo que es?— pregunté.

—no preguntes.— me dijo.

cerré los labios al instante sintiéndome regañado.

si bien dijo que estaba enojada conmigo y a mí se me ocurre fumar en su espacio personal. 

se detuvo en una puerta y la tocó suavemente... ¿sí habán escuchado? pareciera que no le pega a la puerta por miedo a herir su madera.

la puerta se abrió y se unieron en un fuerte abrazo. 

seguro su madre ha de odiarme, debí quedarme en el auto.

—lando.— me llamó con una sonrisa mientra me rodeaba en un abrazo que confundido respondí.— me alegra mucho verte, pensé que sólo charles estaba con rain, en las videollamadas no aparecías tú.

—mamá, te dije ya muchas veces que él tenía que encargarse de la empresa.— habló rain.— ya te dije que me cuidó bien, no seas exagerada.

—ay a ti nada más te dejan hablar y ni como callarte.— bromeó dándole un pequeño golpe.— bueno, pero pasen, pasen.

¿entonces ella no le había dicho que la dejé cuando estaba en su peor momento? 

¿ella no le ha dicho que... terminamos?

la puerta se cerró detrás de mí y ambas me miraron, luego rain desapareció por el lugar dejándome solo con adele.

—pensé que la habías dejado.— dijo de pronto y la miré.— no aparecías, ella se veía demacrada aún cuando salió del hospital y charles evadía todas nuestras preguntas sobre ti... pero entonces ella comenzó a responderlas y me alivié.

no, ella no le había dicho nada. 

¿por qué?

—ah... sí. tenía tantas cosas que hacer que a veces no llegaba ni a dormir.— murmuré.

ella sonrió guiándome a los sillones, había tres: dos dobles y uno individual. tomé asiento en un doble con la esperanza de que cuando rain llegara se sentara conmigo. 

a los minutos apareció y alcé una ceja al verla, estaba cambiada, un vestido largo y blanco con florecitas adornaba su cuerpo.

—rain, acabas de llegar.— casi noté un regaño en la frase de su madre. 

silence: háblame | lnDonde viven las historias. Descúbrelo ahora