Gracie Hills.
25 años y una decisión de casa.
Me bebo el café mientras trato de ubicarme un poco. Estamos de vuelta en Europa. Después de nuestro paso por Canadá, volvimos a Estados Unidos, pasamos por un par de ciudades más y, de ahí, cogimos un vuelo directo a París. Y para colmo, nos han cobrado 150 euros por el taxi hasta el hotel. Eso es un timo de cojones. Si, estamos en la ciudad del amor. Debería ser emocionante, pero entre el jet lag y el palo del taxi, me siento como si estuviera en un estado de medio sueño. A ver si el café hace efecto y me pone las pilas, porque tenemos que aprovechar estos días en la ciudad. Lo peor es que me gustaría no pensar que es la última semana.
Aha,.. La última semana.
Es muy extraño pensarlo. Me gustaría ir asimilando que solo nos quedan seis días y que el próximo destino será el último de todos.
Es jodido pensarlo.
Mucho.
He pasado toda la mañana en un centro comercial con Oliver, buscando un regalo para Darell por qué esta noche era su cumpleaños. Mientras tanto, Darell y Adam han optado por quedarse en el hotel para descansar, y no puedo culparlos por eso. Después de catorce horas de vuelo y el cambio de continente, la fatiga nos ha alcanzado a todos. Si soy honesta, yo también habría preferido quedarme en el hotel, pero alguien tenía que salir y encargarse de grabar. Oliver y yo fuimos los únicos que nos ofrecimos voluntariamente. No quería dejarlo solo con todo el trabajo, especialmente porque estábamos todos en las mismas condiciones y me parecía injusto que cargara con todo él solo. Así que decidí acompañarlo. Hemos grabado un montón de cosas, y en muchas ocasiones le tuve que echar una mano porque, sinceramente, no podía hacerlo solo.
No se me puede escapar, esta noche es el cumpleaños de Darell. Me gustaría hacerle un regalo, pero llevo toda la tarde buscando algo que podría llegar a gustarle, pero nada me parece lo suficiente. Entramos en una tienda de libros, que parecía más de mi estilo, aunque me siento un poco perdida.
—¿A Darell le gustan los libros? —le pregunto a Oliver, esperando que me dé una pista.
—Es más de ver las películas —me dice, encogiéndose de hombros.
—Genial... —respondo.
—Tranquila, encontraremos algo seguro —me anima, señalando una sección con disfraces y juguetes—. ¿Qué tal un disfraz? ¡Mira, este de Batman está chulo!
—Le gusta Spiderman, no Batman —le recuerdo.
—Cierto... ¿Y una maleta? —propone, improvisando.
—Se la compraría, pero nos queda una semana de viaje, no le servirá de mucho ahora.
—¿Y unos calzoncillos?—pregunta y le mire seria—¿Qué pasa? Nunca vienen mal unos de Spiderman.
—¿Hablas en serio?
—A todo el mundo le gusta.
—Puedes aconsejarme algo mejor que unos calzones de Spiderman—le pido.
—¿Y qué tal unos calcetines?—pregunta.
—No.
—¿Y unas gafas de sol?
—Quiero algo que sea significativo, no cualquier tontería.
—Vale, déjame pensar. Aunque si me dejas pensando probablemente nos cierren en el centro comercial.
—No pienso irme de aquí sin un regalo.—le digo.
—Lo he pillado, ahora pienso más rápido.
Seguimos dando vueltas por la tienda, intentando encontrar algo que realmente le guste a Darell. Siento que el tiempo corre en mi contra, y todavía no tengo la menor idea de qué regalarle. A cada paso, la frustración crece un poco más. Era el primer cumpleaños de él conmigo, no quiero pasarlo por encima. Seguro que es especial celebrarlo fuera de casa y con sus dos mejores amigos por ahí. He recorrido todas las tiendas, he terminado comprando algo. Algo que podría ser un poco extraño, pero he seguido los consejos de Oliver que lo conoce un poco más. Espero que le guste.

ESTÁS LEYENDO
Todas las estrellas que nunca tocamos
Teen FictionUna autocaravana era la solución para sobrevivir durante una semana, ¿pero y luego..? ¿Cuál era el plan? ¿Volver a Londres y vivir del cuento? ¿O simplemente dejarme llevar por lo que me rodea, con el chico que viaja por el mundo? 💗