Capítulo 9: Mi turno.

1.3K 72 15
                                    

POV Lissa

- ¿Cómo se encuentra? ¿Necesita algo, cualquier cosa? –

- No se preocupe majestad Rose está muy bien, tiene todo lo que hace falta y más, yo personalmente estoy haciéndome cargo de que la seguridad que nos rodea sea de primera, créame, ni un alfiler puede caer dentro de esa casa sin que yo esté al tanto. –

- Eso espero, sé que no es conveniente que hable con ella en estos momentos pero, por favor, ¿podrías decirle que la quiero, que estoy muy feliz por ella y que no tiene de que preocuparse?-

- Por supuesto que se lo diré majestad, por cierto ¿ha habido alguna novedad? –

- No, aún no sabemos quién causó los destrozos pero no me sorprende que así sea, tal vez fueron alquimistas o alguno de mis adorados miembros del consejo que está ansioso por obtener información, en realidad hay varias opciones, si hay algún cambió te lo haré saber de inmediato. Abe, muchas gracias por todo lo que estás haciendo por Rose y, por favor, llámame Lissa. –

- De acuerdo, Lissa y el agradecimiento está de más, ella es mi hija, no hay nada que no haría por ella y más ahora que está por convertirme en abuelo, uno demasiado joven y atractivo pero abuelo al fin y al cabo aunque tal vez Rose no me vea de esa manera. –

- No es fácil, durante la mayor parte de su vida estuvo sin ti y tuvo que acostumbrarse a la idea pero yo sé cuánto significa para ella todo lo que has hecho desde Rusia y estoy convencida que más temprano que tarde aceptará la idea de que ahora tiene un padre que la ama y se preocupa por ella. –

- Ojalá y así sea, gracias por todo Lissa, si alguien ha hecho algo por mi hija has sido tú, sé cuánto significan la una para la otra, me hace muy feliz saber que cuenta con alguien como tú en su vida. En fin, si no deseas nada más, tengo que irme, seguimos en contacto. –

- Por el momento no, hasta luego Abe.-

La luna estaba en su máximo esplendor y se apreciaba realmente hermosa desde la enorme ventana de mi despacho resultaba realmente conmovedora rodeada por cientos de luminosas y espectaculares estrellas, en otros tiempos, una belleza tan brutal me habría hecho quedarme durante horas admirándola pero justo ahora no tenía tiempo para eso.

Howard Zeklos había solicitado una reunión urgente del consejo y estaba noventa por ciento segura que hablarían de lo que estaba sucediendo con Rose aunque no ten deseaba que no fuera así, aún no estaba segura de cuál era la mejor manera de tratar ese tema ante la sociedad entera y, además, no tenía idea de cómo podrían haberse enterado.

Hasta el momento los únicos que sabíamos lo que realmente estaba ocurriendo además de Rose y Dimitri éramos Abe, Karp, Mikael, Christian y yo. Hace un mes, cuando recibí la llamada de Karp en la que me contaba lo que había pasado entré en completo estado de shock, no sabía cómo reaccionar, me pregunto si a Rose le habrá ocurrido lo mismo, seguramente no, ella siempre ha sido más fuerte que yo. Cuando recobré la lucidez me sentí tan feliz, iba a ser tía y Rose, mi guardiana, mi mejor amiga y hermana tendría un hijo con el único amor de su vida, quería correr, encontrarla y abrazarla pero ella necesitaba que actuara como reina más que como amiga y hermana, las cosas se complicaron cuando alguien entró en la antigua casa de Rose y Dimitri aquí en La Corte, en su dormitorio y en la enfermería de San Vladimir buscando tal vez pistas de lo que ocurría quizás hubieran encontrado algo y por eso Zeklos había citado al consejo, algo dentro de mí sabía que era así, finalmente, tras las investigaciones que hicimos descubrimos que Anna y Stefan no fueron los últimos dhampir en procrear, encontramos otros 2 casos pero ambos terminaron de la misma forma que el primero, todos asesinados.

Me parecía tan horripilante todo aquello, cómo era posible que algún moroi, que cualquier ser con corazón y alma fuera capaz de hacer tales atrocidades, no tenía idea de cómo iba a hacer entender a aquellos cuyo miedo irracional los hacia volverse verdaderos monstruos que lejos de ser un peligro, el hijo de mi mejor amiga, era la oportunidad de sobrevivir de dhampir y moroi más grande que había existido pero lo único que tenía claro era que si no lograba convencerlos entonces tendría que usar otros recursos, odiaba la violencia pero jamás permitiría que nada le sucediera a Rose, ya se había sacrificado demasiadas veces por mí, era mi turno de protegerla y asegurarme que su familia estuviera a salvo. Sólo una cosa era segura, Rose y su pequeño iban a estar seguros y felices sin importar lo que tuviera que pasar para conseguirlo.

- Majestad, lamento interrumpirla pero el consejo ya está reunido y sólo la están esperando a usted para comenzar con la sesión. –

- En seguida voy. –

Era el momento de la verdad así que caminé aterrada pero decidida hacia donde me aguardaban mis futuros aliados... o enemigos.

Nada es eternoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora